No se puede decir que esté arrancando, porque la
planificación del
Real Betis lleva tiempo en marcha. En concreto, desde las pasadas
Navidades, cuando se concretaron las renovaciones y ampliaciones en serie de 'pesos pesados' como el propio entrenador y gran artífice de un nuevo temporadón,
Manuel Pellegrini, así como las de
Canales, Fekir, Borja Iglesias y Álex Moreno, blindando igualmente
Antonio Cordón a dos jóvenes llamados a tener un sitio importante a corto plazo,
Rodri y Edgar. Ya más cerca del final, los responsables verdiblancos dieron el visto bueno a la continuidad de tres veteranos, voces autorizadísimas del vestuario:
Bravo, Guardado y Joaquín. Contra pronóstico, también seguirá el aún lesionado
Camarasa.
Entre medias, la plantilla heliopolitana se aseguró tres elementos más en propiedad: el central
Luiz Felipe (que acaba contrato el 30 de junio con la
Lazio), el extremo
Luiz Henrique (a cambio de nueve millones de euros fijos, en tres cómodos plazos, para
Fluminense y 2,6 en bonus) y el delantero centro
Willian José (ejecutando la obligación de compra de 8,5 kilos pactada con la
Real Sociedad, en una operación que, con el préstamo previo, se va a más de 10,5). Pero, volviendo a lo anterior, no ha dado puntada sin hilo la dirección deportiva bética, con tres
movimientos inteligentísimos a la espera de conocer cuál será la gran venta que, de forma obligada, sirva para cuadrar las cuentas de la entidad antes de un mes. Porque, como ya se ha explicado en ESTADIO,
no tiene por qué haberla para que todo encaje, pero sí se trata de la vía más
factible en estos momentos.
Y a nadie escapa que
Guido Rodríguez, revalorizado y con pretendientes de enjundia detrás, sería la salida con mejores guarismos en lo que a plusvalía se refiere. Con un coste total que no superará los
ocho millones de euros (tres fijos, otros tres en objetivos y algo más por la compra acordada de otro
10% de su pase cuando cumplió sus partidos números 75 y 100 con la elástica verdiblanca), su valor de mercado, según las webs especializadas, es tres veces mayor (25 kilos). Incluso, el
Atlético de Madrid estaba dispuesto a poner
30 sobre la mesa para llevárselo, aunque las exigencias en la capital hispalense son más altas. No tanto su cláusula (
80 millones), pero lo más cerca posible, teniendo en cuenta que el 10% de lo conseguido sería para el América, más los pellizcos para
Tijuana y River Plate como equipos formadores.
Paralelamente, como ya es sabido, el Betis aprovecha las escasas ganas de partir del pivote italo-argentino para ofrecerle una continuidad
más allá de 2024, con mejora de sueldo y aumento de cláusula. Porque, a decir verdad, el escenario ideal sería otra venta, ya que todos consideran a Guido indispensable en una escuadra claramente
al alza que llevaba tiempo sin encontrar un mediocampista de su nivel. No para Pellegrini, pero hay personas con cargo ejecutivo que preferiría desprenderse de
William Carvalho, que también ha dado un salto en el curso que recién termina y que no ha renovado. De seguir así, quedaría libre en un año, pudiendo comprometerse abiertamente tras la próxima Nochevieja. La ventana que se iniciará el 1 de julio sería la última para obtener réditos por el segundo salario más alto del plantel (2,5 millones), que costó
16+4 millones.
Jorge Jesús, que lo tuvo en el
Sporting y lo pidió sin éxito para el
Benfica volverá a solicitar su incorporación en el Fenerbahçe, si bien el luso-angoleño siempre ha descartado opciones exóticas o que supongan un paso atrás, como cuando lo llamó su compatriota
Marco Silva para el
Fulham, de la
Championship. De todos modos, el Betis se ha cubierto las espaldas por si se marchara uno de los dos titulares en el doble pivote con tres movimientos muy inteligentes: las renovaciones del tercero en discordia, un híbrido entre ambos perfiles, Andrés Guardado, así como del 'box to box' Camarasa, que arrancará ya a mediados de la pretemporada, pero que gusta mucho al míster chileno. El otro giro es la retención de
Paul, el más parecido a Guido, hasta que el internacional albiceleste aclare su futuro, ofreciendo, incluso, al marfileño una ampliación de su contrato, que expira en
2024.
Lo anterior no significa que no vaya a haber novedades en la medular. En realidad, los pasos que ha ido dando Cordón invitan a pensar en que sí, pero su resolución estará condicionada a que salga el '21', el '14', ambos o ninguno. En ese contexto se explican los contactos, ninguno avanzado pero todos iniciados, con una batería muy heterogénea de centrocampistas:
Dani Ceballos, Marc Roca, Álex Fernández (alcanzándose un principio de acuerdo que no ha tenido continuación),
Grillitsch... Las vinculaciones del agente libre
Isco Alarcón y (según Nicolò Schira)
Arthur Melo se antojan inviables por sus altísimos cachés, pero alguna vez estuvieron, vía intermediario, sobre la mesa del dirigente extremeño, cada uno con sus connotaciones. La hoja de ruta en el Betis pasa por decidir a quién se vende para seguir creciendo antes de aprovechar las
oportunidades de mercado que se presenten con la partida definitiva que se obtenga de los ajustes de LaLiga, los contratos publicitarios (se especula con renombrar comercialmente el
Benito Villamarín, como ya han hecho
Real Sociedad, Celta o Barcelona, para obtener ingresos extraordinarios) y los beneficios colaterales de operaciones como las de
Feddal, Brasanac, Junior y Emerson.