Zozulya, a cinco años

Zozulya, a cinco años
- Carlos del Barco
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El delantero centro ucraniano Roman Zozulya, en el Fuenlabrada desde agosto de 2021, vivió un calvario hace justamente cinco años con su cesión frustrada del Real Betis Balompié al Rayo Vallecano por la paradójica oposición de grupos ultra del equipo madrileño que lo acusaron de una falsa filiación neonazi.

Fue a comienzos de febrero de 2017 cuando Zozulya tuvo que regresar al Betis muy afectado después de que en Vallecas lo recibieran con pancartas y de que grupos como los llamados 'Bukaneros' afirmaran que "la franja no se defiende a base de nazis" y que no querían "a tipos" como el punta ucraniano porque su "filiación nazi le impide vestir la franjirroja: no la vas a ensuciar", señalaban y le señalaban.

Los problemas para el delantero, nacido en Kiev hace 32 años, empezaron muy pronto, desde que aterrizó en Sevilla procedente del Dnipro de su país y se le colgó inmediatamente el sambenito de su filiación neonazi pese a que, en vano, intentó explicar por activa y por pasiva que había sido un error de un periodista que se lo atribuyó.

"Llegué al aeropuerto de Sevilla con una camiseta con el escudo de mi país y unos versos del poeta Taras Shevchenko, estudiado en todas las escuelas de la Unión Soviética. Este periodista publicó que traía una camiseta de un grupo paramilitar que se distingue del escudo de mi país porque lleva una espada de gran tamaño", precisaba.

Roman Zozulya añadía en una carta que había "colaborado" con el ejército ucraniano para "proteger" a su país y hecho "una importante tarea en Ucrania colaborando en ayudar a los niños y a los más desfavorecidos", y que "nunca" había estado "vinculado a ningún grupo neonazi ni paramilitar".

En su estancia en Sevilla, adonde llegó por recomendación del preparador físico Marcos Álvarez, con quien coincidió tres años en el Dnipro, Zozulya dio muestras de su discreción, ejemplaridad, sentido de la familia -tuvo una hija en este periodo-, su disciplina ante las decisiones de los entrenadores pese a lo poco que jugó y de un carácter introvertido en el que tuvo mucho que ver las dificultades de los ucranianos con el idioma español.

El Betis lamentó el grave daño que se le infligió a la imagen de su jugador por su frustrada cesión al Rayo, sus compañeros lamentaron el "linchamiento" de "extrema gravedad" que estaba sufriendo y él mismo reconocía que el club rayista no quería su vuelta por "miedo".

En los convulsos días de febrero que vivió Roman Zozulya, LaLiga, anunció "una querella criminal" contra los diecisiete aficionados del Rayo que recibieron con insultos al ucraniano y hasta el entonces presidente del Consejo Superior de Deportes (CSD), José Ramón Lete, trató el asunto con el embajador de Ucrania, Anatoliy Scherba.

Una mala lectura de una camiseta le hizo la vida imposible durante su primer año en España, que terminó entrenando con el Betis porque el Rayo lo había inscrito y que en septiembre concluyó con su desvinculación agradecida al club verdiblanco, con el que sólo jugó seis partidos, uno de ellos como titular.

"Mi paso por España, como sabéis, no ha sido fácil y en los momentos en los que más apoyo he necesitado, ahí habéis estado todos, tanto públicamente como en lo privado. Sólo puedo mostraros mi gratitud por vuestras muestras de afecto. Tenéis en mí a un amigo. Estoy a vuestra disposición para lo que necesitéis", escribió en su carta de despedida al beticismo.

Mientras y pese a su inactividad, Zozulya seguía siendo convocado por el seleccionador de Ucrania, Andrei Shevchenko, y en septiembre de 2017 fichó libre por el Albacete, aunque la inquina y los insultos de los ultras del Rayo provocaron la suspensión, en diciembre de 2019, de un partido con el conjunto albaceteño.

En el Fuenlabrada desde el verano de 2021, Roman Zozulya ha sido uno de los deportistas ucranianos que con mayor rotundidad se ha pronunciado tras la invasión de Rusia a su país y, entre otras cosas, ha afirmado que el presidente ruso, Vladimir Putin, "es una reencarnación de Hitler".

En su cuenta de Facebook, Zozulya se explayó y consideró que Ucrania y Rusia nunca han sido pueblos hermanos, "porque los hermanos no tratan de imponer un complejo de inferioridad y, si es necesario, atarles una soga al cuello".

"Somos una nación pacífica que no tiene planes de atacar a nadie. Tenemos suficiente gente y tierras, pero no se las daremos a ningún loco", apuntó el hoy jugador del Fuenlabrada, que recordó que han estado parando la "agresión rusa durante ocho años" y no permitirán que se "extienda a toda Europa".