Corría ya el tiempo de alargue de la última jornada de la fase regular en el Subgrupo B del Grupo IV de Segunda B. El
Betis Deportivo, que había llegado con un triple empate en la tabla con el Sevilla Atlético y el Cordóba, perdía en tierras califales (1-0). Sin nada que perder, el portero
Dani Rebollo subió a la desperada y, ante la sorpresa de todos,
conectó un cabezazo que se coló en la portería local y propició la reacción del filial verdiblanco, que unos segundos después consumó su épica remontada con un gol de
Mizzian en un contragolpe que da pasaporte a los de Manel Ruano para luchar por el
ascenso a Segunda, dejando fuera a su eterno rival, que ya saboreaba el éxito tras vencer al Yeclano.
Dani Rebollo no había marcado nunca un gol y
no sabía cómo celebrarlo. Además,
no había tiempo para recrearse, pues el Betis Deportivo necesitaba otra diana más para obrar el milagro. Sólo acertó a correr a portería y, con el tiempo cumplido y la victoria en el bolsillo, el de Lepe no pudo contener las
lágrimas de emoción.
Luego ya hubo tiempo para
festejarlo por todo lo alto sobre el césped del Nuevo Arcángel de Córdoba. Ya más tranquilo, el
héroe heliopolitano atendió a los medios del club para repasar sus sensaciones: "Desde que nos metieron el gol, pensaba en que ojalá tuviésemos un córner en la última jugada porque me decía... 'Va ir dentro, va a ir dentro'. Les dije a mis compañeros que creyesen,
que aún era posible.
El fútbol es tan bonito porque no se sabe nunca lo que va a pasar. Tuve la suerte de rematar y que el balón entrase. Luego, gracias a Mizzian y al resto de compañeros pudimos remontar".
"No nos ponemos techo. Con la ilusión de estar jugando en este tipo de estadios. Queremos llegar al primer equipo, darle alegrías a la afición...No sé si lo que te estoy diciendo. Estoy muy
emocionado", decía entre risas y ya casi sin voz de tanto celebrar esta épica victoria y ese golazo que le hace seguir la
estela de Tony Prats, que celebró dos tantos con la camiseta del Betis y se convirtió en el
primer guardameta en marcar una falta directa en Primera división. Se lo hizo al Atlético de Madrid en la 99/00 y poco después repitió contra el Real Madrid de Casillas en el mismísimo Santiago Bernabéu.