De madrugada y con urgencia. Así se tomó la decisión de despedir a un
Rubi cuya situación, tras los últimos resultados y viendo cómo estaba el equipo, era insostenible. Sin ningún objetivo a la vista, salvo el de salvarse, que podría quedar finiquitado el próximo jueves si se gana al
Espanyol, era el momento apropiado para tomar esa decisión, relajar la presión en torno al equipo y empezar a pensar ya en el próximo proyecto.
Ésa es precisamente la gran ventaja de tomar ahora esta decisión, que puedes prever la próxima temporada cuando otros muchos, con los que tendrías que competir, aún andan enfrascados en ésta. Sabes dónde vas a estar -salvo hecatombe-, de lo que vas a disponer y a lo que puedes aspirar. Sobre todo en lo económico, unas cifras ya de por sí ajustadas tras la crisis de la COVID-19 que aún vivimos y que seguirá teniendo consecuencias en los próximos meses.
Y, por ello, puedes negociar en consecuencia en un mercado que ofrece muy buenos mimbres. No sólo
Marcelino,
Pellegrini o
Javi Gracia, los técnicos que más gustan en la plana mayor verdiblanca, sino muchos otros con no tanta experiencia en nuestro país, pero que tienen un caché inmenso a nivel internacional. También está la opción de Juan Merino, hoy en la secretaría técnica, aunque a día de hoy es poco probable que su nombre aparezca al frente de un proyecto de larga duración.
La plana mayor del
Betis, compuesta por
Ángel Haro y
José Migel López Catalán, ha puesto en manos de Alexis Trujillo, el tercer hombre de este triunvirato, la responsabilidad de acabar la temporada de la mejor forma posible. Mientras, empezará a planificar un proyecto en el que difícilmente podrá mantener la idea que quisieron plasmar cuando aterrizaron
Serra Ferrer y
Setién. A día de hoy está agotada. Falta aire fresco y alguien de peso que imponga su estilo. Y en hay nombres de sobra para ello.