"La continuidad me la tengo que ganar" y
"Estoy participando en la planificación de la próxima temporada" parecen dos frases que guardan entre sí poca congruencia, si bien tienen todo el sentido del mundo si se atiende a que están pronunciadas, por Joan Francesc Ferrer
'Rubi', en
un contexto muy particular; en uno marcado por la crisis del coronavirus y la necesidad de
ir terminando una temporada mientras se va poniendo un pie en la otra.
Hay
cinco claves para entender la continuidad en el banquillo verdiblanco del técnico catalán, a quien podría valerle para seguir con que el Betis mostrara buenas sensaciones, comenzando por El Gran Derbi, en las 11 jornadas que restan.
1. La culpa, repartida. La Comisión Deportiva encabezada por José Miguel López Catalán es consciente de que han existido errores importantes en la planificación, como la ausencia de un pivote defensivo de nivel, que han condicionado la marcha del equipo. Borja Iglesias llegó demasiado tarde, falta en la zona ancha algún futbolista físico de ida y vuelta, se echa mucho de menos verticalidad en los extremos, el portero suplente aporta más nervios que serenidad...
2. La 20/21, a la vuelta de la esquina. Catalán, Alexis y los suyos no pueden esperar más para poner las bases del Betis 20/21 y, resultando perentorio conocer qué necesita el técnico de turno para traérselo, no tienen otra que consensuarlo con Rubi, lo cual les facilita las cosas, pues no es lo mismo dar continuidad á un proyecto que comenzar otro desde cero, y más en estos tiempos. El martes, no en vano, hubo una reunión en Heliópolis y todos tienen muy claras las carencias del plantel; sólo falta poner los nombres... y el dinero.
3. En contra, sólo la clasificación. Eso lo es prácticamente todo en el fútbol, obviamente, pero en el Betis no hay más quejas sobre Rubi más allá de la irregular marcha del equipo. Es decir, se valora al expreparador del Huesca o el Espanyol por su implicación en los distintos niveles del club, su generosa predisposición al trabajo, su buen talante, el tacto con la plantilla o los medios... O sea, que sólo los resultados empujarían a echarle y, pese a esperarse mucho mejores, hasta ahora no han sido catastróficos.
4. Lo económico. Con dos temporadas más por delante y un contrato jugoso, con el que se le sedujo para arrancarle de las garras de 'su' Espanyol, tras comprobar cuál es el elevadísimo caché de los técnicos tanteados (Pellegrini, Javi Gracia...) y con el gasto de la entidad tocando el techo, echar a Rubi sin existir un fracaso de por medio sería un ejercicio de irresponsabilidad, no asegurándote por otra parte ningún técnico de renombre el éxito.
5. Esas últimas sensaciones. Suelen ser clave para la continuidad de los técnicos y los dirigentes heliopolitanos quieren ver qué sabor de boca les dejan Rubi y los suyos en el cierre de la temporada, más allá de que se logre o no la ansiada clasificación para Europa, que está más cerca (en la séptima plaza) tras la renuncia de Real Sociedad y Athletic Club de disputar ya la final de la Copa. Con un posible maquillaje final, la temporada se vería menos fea y ya se estaría vendiendo ilusión, con fichajes y marketing, para la próxima, a la vuelta de la esquina.