Beñat Etxeberria ha comenzado su cuarta temporada en el
Athletic con alguna duda. Le costó arrancar después de firmar el pasado año su mejor temporada como jugador rojiblanco, algunos problemas físicos y cierta irregularidad le han pasado factura.
Sin embargo, llega al
Benito Villamarín en un momento dulce. Contra el
Eibar firmó la mejor actuación de lo que va de curso, rubricada, además, con un golazo de falta. En un duelo que el
Athletic afrontaba con las ausencias de
Aduriz y
Raúl García, se convirtió en el líder que necesitaba su equipo para sacar adelante un duelo complicado.
Fue su primera diana en el campeonato doméstico (en Europa ha conseguido otra), pero sobre todo brilló como director de orquesta, faceta en la que se hizo grande en el
Betis. Algo más de tres años después de su marcha - en un traspaso que ya ha reportado 9 millones de euros a las arcas heliopolitanas- el conjunto verdiblanco sigue buscando alguien que lleve la batuta en la medular, tarea que
Víctor ha encargado a otro jugador que viene desde abajo,
Dani Ceballos. Tampoco hay nadie que saque tanto filo a las jugadas a balón parado como el vasco, que siempre fue bien recibido por el respetable del Villamarín tras su salida con destino a la que siempre ha considerado su casa.
Del
Betis que dejó ya sólo queda
Rubén Castro en el equipo y nadie en la estructura de un club que ha cambiado de entrenador, presidente y director deportivo varias veces desde su salida. Fue la séptima venta más cara del Betis en su historia y el jugador con el que el club ha hecho más caja desde
Joaquín.
Enrique García2 min lectura