La temporada NBA 2023-24 es prácticamente un todo o nada para Dallas Mavericks. Si durante el anterior curso la llegada de Kyrie Irving se entendió como un soplo de aire fresco que nunca tuvo lugar –incluso perdieron más partidos–, ahora la situación es bien distinta: ganan o se avecina tormenta.
Ante tal escenario, el propio Irving tomó la palabra hace semanas para detallar sus sensaciones de cara a la campaña 2023-24. El ganador del anillo de 2016 con Cleveland tiene claro que todos quieren sumar triunfos, pero del mismo modo advierte que es cuestión de tiempo que se pueda ver sobre el parqué al equipo que todos quieren. Para ello, tiene igualmente claro que su combinación con Luka Doncic es esencial. Son por mucho las dos estrellas del equipo y como tal deben entenderse y compenetrarse; algo para lo que Kyrie ha señalado que necesitan jugar muchos minutos juntos. Pues bien, justo aquí ha surgido el primer problema entre ambos.
Mientras Doncic solo se ha ausentado del partido disputado ante el Real Madrid –jugó únicamente cinco minutos–, una inoportuna lesión en la ingle ha privado a Irving de estar en la cancha con el esloveno desde hace ya más de 10 días. Para ser exactos, en una pretemporada que lleva en marcha casi dos semanas solo han jugado juntos 16 minutos... Un bagaje muy pobre cuando el deseo es que puedan establecer mecanismos para dar ambos su mejor versión, y un problema porque la NBA no espera a nadie y si empiezan mal la regular season el barco puede irse más pronto que tarde al fondo del mar.
Esta situación, la cual sería en algunos casos una simple anécdota, gana peso en el caso de los Mavs por la necesidad de ganar ya. Doncic llegó a la NBA en 2018 y ha demostrado sobradamente que puede ser el jugador franquicia de un proyecto ganador, pero en Texas han sido incapaces de rodearle como era (es) necesario. Este curso no es diferente. Las dudas respecto a los compañeros de las dos mencionadas estrellas son inmensas y en ellos recaerá el 95% del éxito o fracaso del equipo. Y sí, volvemos a lo mismo, que no den forma a una química entre ellos es un problema mayúsculo al no poder sustentarse en piezas secundarias. En cualquier caso, lo menos que se puede hacer es darles cierto margen. Es verdad que son dos jugadores que no están acostumbrados a jugar sin el balón en sus manos, pero igual consiguen descubrir cómo hacerlo (con minutos).