Luka Doncic siempre quiere más, siempre puede más. Así lo demostró en el American Airlines Arena para pesadilla de los New York Knicks. Desde que posó sus zapatillas en la NBA mostró su madera de líder, sus maneras de leyenda, y lo corroboró la pasada madrugada ante los Knicks, que aunque fueron buena parte del partido mejores que los Mavs, fueron incapaces de contrarrestar los 60 puntos, 21 rebotes, 10 asistentes y 2 robos de Doncic.
A falta de 3’ para el final, los Knicks iban nueve arriba (110-101) y fue cuando Doncic tiró de épica con un 2+1, que encontró respuesta en su rival. A falta de ocho segundos para el final, el esloveno maquinó el plan perfecto: falló su segundo tiro libre a conciencia, capturó el rebote y con un tiro de película envió el partido a la prórroga. Durante el añadido, Doncic reescribió el récord en la franquicia de Dirk Nowitzki con su 60+21+10.
"Estoy súper cansado", fue su primera reacción. "Creo que solo tuve suerte, teníamos dos segundos, lancé el balón y tuve suerte. Íbamos perdiendo por diez puntos, es increíble", agregó el esloveno, al referirse a la jugada con la que forzó la prórroga.
"No quería perder así que seguí empujándome a mí mismo. Hablando conmigo mismo y pidiendo seguir y seguir, porque me sentiría mejor", dijo.
El partidazo de Doncic lo mete de lleno con las leyendas de la NBA, con los más grandes. Sus números solo tienen comparación con los 81 puntos de Kobe Bryant ante Toronto Raptors en enero de 2006; o los 69 de Michael Jordan ante los Cleveland Cavaliers en marzo de 1990. El tope lo posee Wilt Chamberlain que anotó 100 puntos en marzo de 1962.
La bestialidad de Doncic no ha pasado desapercibida por sus compañeros de profesión. Uno de los primeros en reaccionar ha sido Pau Gasol, que le dedicó un escueto pero directo: “Es irreal”.
Kevin Durant, por su parte, lo comparó con la ficción: “Es una actuación del modo mi jugador. Parece un vídeo juego de mie***”. Otro que también se deshizo en elogio fue el ex cantero del Real Betis Baloncesto Kristaps Porzingis: “Este tío no es normal”.
La NBA al completo se rindió a sus pies. Kevin Garnett le auguró “una estatua en Dallas”. Y su jefe, Mark Cuban invitó a todos a apreciar “la grandeza”: “Nunca hemos visto nada igual”.