Cuando huele sangre, el mejor LeBron James aparece. El jugador que ha batido todos los récords de la NBA veía que algo le faltaba. La mejor liga del mundo había creado este año un torneo para hacer más interesante un inicio de temporada en el que falta motivación, la In-season Tournament, y el ogro de Cleveland se lanzó hacia él. Es de lo poco que le falta en un palmarés casi inigualable.
Los Angeles Lakers vapulearon a unos Pelicans que habían llegado hasta aquí a base de dar sorpresas y jugar en equipo, pero no pudieron con un conjunto, el angelino, obsesionado con ampliar su aura en la NBA y ser el primero en coronarse en este torneo. Estarán el sábado en Las Vegas y enfrente tendrán a unos Indiana Pacers que ya saben doblegar estrellas, no en vano, lo han hecho con el mejor equipo del campeonato, los Celtics, y también con unos Bucks a los que superaron en un último cuarto espectacular.
Seis de seis. Los Lakers empezaron la Copa NBA concienciados para conseguirla y ya están en la final después de doblegar a unos New Orleans Pelicans que bastante han hecho con llegar hasta aquí.
El equipo de la Luisiana sólo aguantó el primer cuarto. En el segundo ya se vieron a merced de su rival, en el tercero fueron barridos y el cuarto sólo sirvió para ver que esa noche tenían enfrente a un equipo muy superior. La defensa angelina desde el segundo cuarto dejó en unos pobres números a los Pelicans, que en los dos últimos periodos ni siquiera fueron capaces de pasar de los 18 puntos. Los 44 puntos de diferencia al final del partido incluso se quedaban cortos y se debían, en parte, a la relajación Laker del último cuarto.
LeBron James, con 30 puntos y 8 asistencias, lideró las estadísticas de su equipo y del partido en esta faceta; Anthony Davis, con 16 puntos y 15 rebotes, dominó este otro registro. Y con ello aplastaron a unos Pelicans en los que nadie fue capaz de superar los 15 puntos ni la decena de rebotes. Se vieron superados en todo.
Lo mejor de todo es que el 'huracán James' lo hizo sólo en 23 minutos, los que estuvo en pista. El veterano alero se reservó para la fiesta final. Se lo podía permitir. Como muchos de sus compañeros, a los que Darvin Ham rotó para que llegaran frescos a la lucha por el título.
Giannis Antetokounmpo alcanzó los 37 puntos y 10 rebotes; Lillard le secundó con 24 anotaciones, 7 capturas y otras tantas asistencias; Khris Middleton hizo uno de sus mejores partidos de la temporada (20 puntos y 7 rebotes) y la cuarta pieza, Brook López, no desentonó y se fue hasta las 18 anotaciones... pero los Bucks se vieron superados por unos Indiana Pacers que tienen menos estrellas, pero más fondo de armario y a los que su base Tyrese Haliburton dirige a la perfección.
El joven base, originario precisamente del Estado de Wisconsin, fue el encargado de clavar la puntilla y dejar al conjunto de Milwaukee sin opción a ganar su primer título de la temporada. Haliburton rozó el triple doble. Con 27 puntos, 15 asistencias y 7 rebotes coordinó la machada, como tres días antes lo había hecho ante los poderosos Boston Celtics. Se vio acompañado por Myles Turner en la pintura (26 puntos y 10 rebotes) y por los dobles dígitos de Obi Toppin, Bruce Brow Jr e Isaiah Jackson. Y, sobre todo, por un equipo en el que casi todos aportaron en ataque.
El partido se decidió en un último cuarto, en el que Haliburton se consagró como estrella de la NBA y en el que lideró a unos Pacers que han justificado ante los mejores su gran inicio de temporada. Le queda un último paso. Vencer al rey James.