Decir que la temporada de Philadelphia 76ers es un auténtico desastre es casi ser generosos. Los de Pensilvania comenzaron la campaña con dudas sobre el estado físico de Joel Embiid, las cuales estaban tan fundadas como para que el pívot haya disputado únicamente 19 partidos, la continuaron confirmando el adiós de Paul George y ahora la rematan despidiendo a Tyrese Maxey hasta la próxima temporada.
El joven base, por mucho quien ha dado mejor rendimiento en los Sixers, sufrió el pasado 3 de marzo una lesión en el tendón de un dedo. Si en principio el plan era que volviese a jugar este año, el hecho de que siga sintiendo molestias, así como la necesidad de seguir con tratamiento y rehabilitación, ha hecho que la franquicia opte por dejarle oficialmente fuera del parqué hasta el curso 2025-26 de la NBA.
Como decíamos, Maxey es algo así como la luz que brilla en la oscuridad de unos 76ers más cerca de la disolución que de otra cosa. Con un promedio de 26,3 puntos en 37,7 minutos por noche, el point guard ha firmado los mejores números de su carrera, los cuales solo han servido para parchear levemente la ruina que tienen encima en Philadelphia.
Maxey es el menor de los problemas de un equipo que tiene comprometidos hasta 109,6 millones de dólares en los salarios de Embiid y George para el curso venidero; y si tal cifra ya asusta de por sí, más lo hace el hecho de que el primero pueda no volver a ser nunca más el jugador que se hizo con el MVP de 2023 –ni cerca–, y que el segundo lleve un lustro sufriendo continuas lesiones que convierten casi en un milagro tenerle en pista de manera continua.
La realidad es que el proyecto al que dio forma Daryl Morey el pasado verano pende de un hilo. A lo largo del presente curso ya ha habido rumores de un posible traspaso de George durante el periodo estival veraniego de 2025, pero con tres años más de contrato parece imposible que encuentren un socio comercial.
Siendo el quinto peor equipo de la actual campaña con un balance de 23-53, la única ilusión que resta en Pensilvania es conseguir en el draft un jugador joven que les dé ese impulso y pasión que tanto necesitan. Y tienen suerte, ya que parece que la clase de 2025 llega repleta de talento. Jugadores como Tre Johnson o Asa Newell podrían estar a su alcance.
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