Siguen las semanas de ensueño para Sara Sorribes, quien después de llegar hasta los octavos de final en el Mutua Madrid Open individual, donde le tocó ante la campeona Iga Swiatek, quien le pasó por encima, aunque se desquitó en el dobles, donde junto a Cristina Bucsa se alzó con el trofeo. Pero ahora en Roma ha continuado con esa inercia positiva, y ya está en tercera ronda, después de superar en su segunda aparición de la semana por el Foro Itálico a la rusa Anastasia Pavlyuchenkova, cabeza de serie número 20.
La española venció tras una batalla de casi 2 horas y media que se saldó con un marcador de 6-3, 1-6 y 7-5 y amplió las buenas sensaciones que mostró en su sólido estreno ante la argentina Nadia Podoroska, pero este viernes no notó el aumento del nivel, en un partido largo, sufrido e igualado, que obligó a ambas tenistas a dar el máximo. Cada una fue claramente superior en un set. Sorribes en el primero, que se agenció con un 6-3 tras 3 'breaks', y Pavlyuchenkova en el segundo, en el que atropelló a la española por 6-1, sin dejar opción a la duda y haciendo pensar en que iba a imponer su favoritismo, pero nada más lejos de la realidad.
Porque en el tercer envite, el decisivo, fue la igualdad la que reinó en la tierra batida italiana. Alargándose durante más de 1 hora de duración, y con ambas tenistas mostrando mucha solidez en el resto, lo que provocó un caótico inicio que se saldó con 3 'breaks' de cada una en los primeros 6 juegos, pero que después lograron estabilizar en los siguientes saques. Fue Sorribes la que apretó con éxito con el empate a 5 en el marcador y consiguió el 'break', tras tener 4 bolas de rotura, que le permitió sentenciar el duelo con su saque.
En tercera ronda, la española se enfrentará a la letona Jelena Ostapenko, número 10 del ránking WTA, que pasó sin complicaciones a tercera ronda, tras batir a la rusa Anastasia Potapova en dos sets muy cómodos por 6-4 y 6-2. Hasta ahora se han enfrentado en dos ocasiones, y en ambas ha salido victoriosa la de Castellón, sin embargo la última de ellas data de hace ocho años en el torneo de Linz, y ahora mismo son jugadoras muy diferentes. La española destaca por ser un muro, mientras Ostapenko es todo lo contrario, y atormenta a sus rivales a base de pura potencia.