“Jugar siempre es un motivo de alegría, esta es la realidad". Ése era el resumen que quería hacer Rafa Nadal de su regreso al Conde de Godó, de su vuelta a las pistas y la tierra batida, su superficie preferida y que no pisaba desde hace casi dos años.
A partir de ahí, lo demás era segundario. Incluido el solvente triunfo del balear ante el italiano Flavio Cobolli. "Ha sido un buen comienzo", admitía ante las cámaras de RTVE. "Como sabes, después de meses, cuando vuelves, no se me van a quitar las dudas en un día a nivel físico. Necesitas días en el circuito, pero ha sido una buena primera ronda. Él ha cometido errores y yo he jugado el partido que tenía que jugar, sin cometer errores de bulto y jugando a lo que necesitaba", confirmaba el tenista balear, que luego, en rueda de prensa admitía estar "muy contento".
Esa alegría no se convierte en euforia. Básicamente porque, como ha podido demostrar, no puede sacar bien por todos los problemas de espalda que ha tenido en las últimas semanas, lo que lastra algo su juego. "Llevo unos meses sin poder sacar. Aunque tenga mucha ilusión por hacerlo de lo mejor manera posible, no voy a hacer cosas que se salen de la lógica. Tengo que sacar con la precaución que mi momento me manda, hay momentos que me siento más liberado y otras que voy con más cuidado y fallo más de la cuenta. Hay que aceptarlo y competir con lo que hay", añadía el tenista español.
“Lo más importante es haber jugado, el resto es secundario. Hasta que no acabe la semana no sabremos nada y, para mí, es importante que no pase nada. Aunque sea difícil, quizá no sea la semana para apretar todo lo que el corazón me dice. Vamos a hacer las cosas como mejor podamos, con mucha lógica. Que el partido de hoy haya ido así es positivo, me permite jugar mañana otra vez", añadía un Nadal muy prudente, que no piensa arriesgar en absoluto: "Veremos hasta dónde llego, pero intentaré no cruzar líneas que no sean peligrosas".
Lo mejor que saca del partido ante Cobolli es que, pese a todo, se ve para pelear a nivel profesional. "Me veo competitivo, me veo capaz de disfrutar jugando, todo esto hace una semana estaba bastante lejos. Así es el deporte, las cosas cambian muy rápido (...) La victoria no creo haya sido una súper sorpresa, hace una semana y media sí lo hubiera sido, porque estaba en mi casa en otras circunstancias físicas y fatiga mental”, reconoce un Nadal que admite haber "jugado cómodo". "He jugado bien de revés y cruzado con el drive, sin complicarme demasiado la vida", añadía.
"Mañana necesitaré más”, reconocía no obstante. Mañana espera un tenista que ha sido Top-10 hasta hace unos días: Alex de Miñaur. Y que ya sabe lo que es ganarle. "No sé cómo lo afrontaré. No me lo he planteado. Es un momento en el que me planteo las cosas de una manera muy específica. Nunca sabes lo que te puedes encontrar en uno mismo, en mi cuerpo. Voy día a día. Hoy he estado bien, pero mañana tengo un partido de máxima exigencia. Va a tener un ritmo que no sé si voy a ser capaz de seguirlo y aguantarlo, pero voy a intentarlo", afirmaba.
Por eso, Nadal no duda en advertirle a Stefanos Tsitsipas -que lo señaló como el gran favorito-, que él no está para esas cosas. "Eso es una estupidez, seamos realistas. Él sabe que no es así. Supongo que hay mucho respeto a lo que yo he sido en este torneo, pero todo el mundo sabe que ya no soy favorito para aspirar a ganar un torneo. Simplemente, hay una historia detrás que pesa mucho en los rivales. A día de hoy no me pongo de favorito, quizá en el partido de hoy sí, es posible, os juro que no tengo ni idea de si lo era o no. Tampoco me importaba. Sé que mañana no soy favorito, pero es que tampoco me importa. Son cosas para vosotros...", afirmaba un Rafa Nadal que sí lo usará para medir a qué nivel está. "Será un test para mí, veremos cómo respondo”, concluía.