Nacho Cartes3 min lecturaTras una semana de fase previa hoy, al fin, ha comenzado Roland Garros. El gran torneo de tenis sobre tierra batida. El evento que llevan preparando todos los tenistas desde que empieza la gira europea sobre arcilla allá por el mes de marzo. Ya se ha inaugurado su cuadro principal con varios partidos. Entre ellos el que han disputado la ucraniana Marta Kostyuk, cabeza de serie número 39, y la bielorrusa, Aryna Sabalenka, actual número 2 del tenis mundial. Un puesto que podría abandonar por el más alto del ranking si se corona como campeona en Francia.
El partido ha transcurrido con normalidad. Sabalenka ha sido muy superior y ha superado con bastante facilidad a Kostyuk por 3-6 y 2-6. La ucraniana ha tenido pocas opciones de entrar en un encuentro dominado en todo momento por la bielorrusa. Hasta ahí todo normal, pero la polémica ha llegado justo tras el último punto. Marta Kostyuk lo ha tenido claro tras perder, no ha saludado a su rival, sí a la colegiada, y se ha ido a su banquillo a recoger las raquetas.
Un hecho que no ha sorprendido a Aryna Sabalenka que ha procedido a hacer lo mismo que su rival. Ya desde la previa se conocía que podía ocurrir algo así. La guerra entre Rusia y Ucrania también salpica a Bielorrusia, un país que se posiciona del lado de Putin. Es por eso que Kostyuk recrimina a Aryna que más allá de querer la paz se posicione en contra del conflicto de forma pública: "Aryna podría convertirse en la número 1. Tener tanta influencia en el mundo y ella lo rechaza", comentó antes del partido a BTU la ucraniana. Dijo esas palabras porque Sabalenka no quiere mezclar deporte y política, algo que ya ha comentado en alguna ocasión.
"Estamos hablando de personas asesinadas, y escuchamos que hay que dejar los deportes fuera de la política. La guerra no elige si eres deportista cuando se trata de tu hogar. No es política. La guerra es la guerra", afirmó Marta Kostyuk. La relación entre ambas es muy tensa. De ahí que en la rueda de prensa antes del partido Aryna Sabalenka dijese una frase sorprendente: "Si ella me odia, no puedo hacer nada", espetó la bielorrusa. Un hecho que negó su rival aunque sí declaró no tener respeto por ella.
Por todo esto se podía esperar que el partido tuviese algún gesto de este alcance. De ahí que no haya sido muy sorprendente que no se hayan saludado al final del encuentro. Tampoco hubo foto al inicio. Tras lo ocurrido el público abucheo a la ucraniana, reclamándole lo sucedido, aunque probablemente no conociesen el por qué.