Andy Murray llegó a ser el gran azote del Big Three formado por Rafa Nadal, Novak Djokovic y Roger Federer, hasta el punto de que estuvo en el número 1 en una época vetada para nadie que no fuera uno de los tres 'goats', en un 2016 excelso en el que pisó tres finales de Grand Slam, aunque solo pudo uno, su segundo Wimbledon, además de ser campeón olímpico en Río (su segundo oro tras el de Londres). Pero los tres grandes y las seis finales jugadas no evitaron que su carrera viviera un declive muy brusco marcado por las lesiones, sobre todo en la cadera, sin embargo se repuso y por puro amor al tenis volvió para seguir disfrutando del deporte.
Tras un 2023 en el que dejó momentos maravillosos, como las largas luchas del Open de Australia, sobre todo un partido contras Thanasis Kokkinakis que se alargó hasta casi las cinco horas, así como una pugna por llegar a Wimbledon como cabeza de serie que le llevó a bajarse al barro de los torneos menores -aunque finalmente no obtuvo el premio de lograrlo-, esta campaña estaba siendo mucho peor, y ya había dejado entrever que le quedaba muy poco tiempo en las pistas y que podría ser incluso esta edición de Wimbledon donde se despidiera de la ATP. Aún así lo seguía intentando con ahínco y en este Master 1000 de Miami era donde mejor juego había desplegado en todo el año.
En la primera ronda regaló una batalla tremenda contra Matteo Berretini, en un día de calor sofocante en la que ambos lucharon como gladiadores; en la segunda superó a una de las joyas del tenis argentino, Tomás Etcheverry, mientras que en la tercera regaló un partidazo de 3 horas y 28 minutos, en el que cedió en el desempate del tercer set ante Thomas Machac, quien venía de arrasar a Rublev. Pero el duelo ante el checo le supuso algo más que una derrota, ya que en el décimo juego de la manga decisiva sufrió una torcedura de tobillo que le ha roto totalmente el ligamento talofibular y parcialmente el calcaneofibular del tobillo izquierdo. Por ello va a tener que parar, y esta lesión puede suponer semanas o incluso meses en el dique seco, pero su intención es que este no haya sido su último partido. En su cuenta de instagram publicó lo siguiente: “Veré a un especialista cuando vuelva a casa para ver los pasos a seguir. Volveré con una cadera y sin ligamentos en el tobillo, cuando sea el momento adecuado”, por lo que a Andy Murray al menos le queda, aunque sea ortopédico, un 'último baile'.