Cuando Novak Djokovic está en uno de esos días en los que parece tocado por una varita no hay nadie en el mundo que pueda toserle, y eso es lo que ha pasado en la tercera ronda del Masters 1000 de Shanghái. El serbio mostró alguna duda en su estreno ante Alex Michelsen, pero en su segundo duelo, ante un joven muy peligroso como Flavio Cobolli, que viene en crecimiento a lo largo de todo el año, pero que no ha sido capaz de plantar cara ante el mejor jugador de la historia del tenis.
El tenista italiano venía de ganar a Stan Wawrinka en uno de los mejores duelos de la segunda ronda, tras tres sets muy peleados en los que al suizo le pudo el físico. Y ese cansancio le ha podido afectar a Cobolli que ha sido arrasado por 'Nole', su ídolo, tras y como confesó tras ganar al helvético. Pero esa ilusión se hizo añicos cuando desde el primer punto se ha visto delante del mejor tenis del serbio desde los Juegos Olímpicos. Tan bueno ha sido su despliegue que en 62 minutos ha conseguido finiquitar el encuentro con un 6-1,6-2; aunque eso sí, ha dejado una señal preocupante, ya que se le ha visto con molestias en el hombro.
En la pista de Shanghái ha vencido en cuatro ocasiones y es que se adapta a sus características al 100%. Es rápida, pero no demasiado y le permite acelerar la bola, pero con peloteos lo suficientemente largos como para destrozar a sus rivales. Algo que ha aprendido hoy Cobolli, que cada vez que mandaba una bola a la pista del balcánico le volvía más fuerte y más pegada a la línea, hasta el punto de acabar desesperado.
En octavos de final estaba previsto sobre el papel que le tocara contra Frances Tiafoe, el cabeza de serie número 13, que está acabando bien el año, sin embargo, ha caído en una auténtica maratón contra el ruso Roman Safiullin, por 5-7, 7-5 y 7-6, dejando el cuadro un poco más abierto para 'Nole', que es tremendamente favorito, de cara al duelo por un puesto en los cuartos de final que tendrá lugar mañana miércoles. Aunque realmente si mantiene este nivel y en esta pista es favorito casi contra quien sea que tenga enfrente. Y si Alcaraz o Sinner, que van por el otro lado del cuadro, quieren ganarle, van a necesitar sacar a pasear su mejor versión.