¡A las 3:40 de la madrugada! Si ya se había creado polémica y el propio Carlos Alcaraz se había quejado por acabar cerca de la medianoche su partido con Richard Gasquet en el Open de Australia, lo que obligó a acostarse de madrugada; después de que el ruso Daniil Medvedev finalizase su duelo de segunda ronda ante Emil Ruusuvuori cerca de las 4:00, el lío está servido...
El partido entre el ruso y el finlandés fue largo, no estuvo exento de tensión y sólo en el último set Emil Ruusuvuori se dejó ir para ceder el triunfo a su rival por 3-6, 6-7(1), 6-4, 7-6(1) y 6-0. El partido tuvo una duración de cuatro horas y veintiún minutos, lo cual lo hacen uno de los más largos del torneo. Sin embargo, para llegar a esa hora se tuvo que empezar más tarde de las 23:00 hora australiana, lo que ya es inusual cuando lo que hay previsto es un partido a cinco sets.
En medio de las críticas a la ATP y después de que hayan sacado una normativa para evitar estos partidos en 'hora golfa', el duelo de Medvedev abre un debate que dará que hablar en los próximos días.
Y eso que el choque fue un partidazo, que casi acaba con el tercer cabeza de serie y que sólo su enorme calidad, cuando estaba casi hundido de ánimo, salvó a Medvedev del descalabro.
Ruusuvuori rozó la machada con un juego agresivo y sin complejos que desbordó a Medvedev desde el principio. A los dos juegos, Medvedev ya había encajado el primer 'break' y, aunque trató de despertar y tuvo alguna opción, el finlandés aguantó para llevarse la primera manga en 47 minutos.
La 'normalidad' parecía llegar en una segunda que dominaba Medvedev tras rehacerse de otra ruptura inicial para ganar cuatro juegos y afrontar el final de la manga con su saque. Sin embargo, lo perdió, luego también hizo lo propio al resto cuando tenía tres puntos de set y se llegó al 'tie break', en el que el ruso se vino abajo (7-1).
Justo después estuvo la clave del encuentro. Con Medvedev apático, mirando a la grada, acortando puntos y casi sin ganas de jugar, Ruusuvuori desperdició dos bolas de 'break' en el arranque del tercero que ya podrían haber sido la puntilla. No lo fueron y lo que de verdad significó fue un punto de inflexión. Medvedev rompió a continuación y se puso en una ventaja que ya no perdió.
La inercia siguió en la cuarta manga, en la que el número tres del mundo cogió rápidamente ventaja. Pero Ruusuvuori no había dicho la última palabra. El finlandés sabía que, si tenía alguna opción, era ahí y lo dio todo. Igualó y llevó el set a un desenlace que el 'tie break' en el que Medvedev fue muy superior.
Ahí sí que se acabó el partido, porque aunque el nórdico pasó por vestuarios y pidió asistencia médica para paliar las molestias en el hombro derecho, ya no era el mismo. Y enfrente tenía a alguien que, al contrario que él, no perdona. El 6-0 del último set lo dice todo. Al menos sirvió para que el partido acabara antes. Si no, cualquiera sabe a qué hora habría terminado.