Daniil Medvedev no ha dejado pasar la gran oportunidad de doctorarse en el Masters 1000 de Roma ante Holgar Rune. Al tenista ruso solo le faltaba ganar el tierra batida, su superficie enemiga. Y lo consiguió. Fue ante el danés, una de las promesas del circuito, al que derrotó en dos sets, por un doble 7-5, tras un intenso intercambio de golpes de casi dos horas.
Después de la tormenta, llegó la calma en Roma. El partido comenzó con un gran arranque por parte del danés pero fue apagado poco a poco con el sosiego y la frialdad del ruso, que, con más experiencia en grandes finales, se manejó perfectamente para aguantar las embestidas del danés y golpear en el momento indicado.
A pesar de que Medvedev no lo ha tenido fácil en tierra batida, una superficie que históricamente le ha sido esquiva pero que en Roma se ha convertido en su mejor aliada. El ruso batió a Zverev en la fase de octavos y a su 'amigo' Tsitsipas en semifinales. Llegó a la primera final de su carrera en este suelo.
Probablemente, el ruso fue el único al que no le importó la lluvia constante y la humedad de la capital italiana, ya que le permitieron ir creciendo poco a poco en una arcilla en la que se encontró como en casa en la final, exhibiendo un nivel muy superior al que mostró en otras ediciones.
Como era de esperar, en un partido abierto y sin favoritos por las condiciones meteorológicas y las características de ambos, el primer set se presento muy igualado. El danés comenzó con mejor pie y tuvo dos bolas de break que no supo aprovechar en el quinto juego y que le pasaron factura al final de este envite debido a que se vio contra las cuerdas. El ver cómo todo por lo que había trabajado en estas dos semanas podía quedar en nada, dieron vida a un Medvedev que empezó a carburar y a sentirse con confianza.
En ese momento llegaron los intercambios más largos que anularon a Rune, acompañados de dos golpes imposibles, pegados a la línea, que hicieron reír incluso al danés. Tanto que, con 6-5 en el marcador, consiguió la primera rotura del partido para ganar el primer set.
La satisfacción de Medvedev, que ya se visualizaba con su primer trofeo en tierra batida, se esfumó tras otro inicio arrollador de Rune, que materializó un 'break' con el que respiró y tomó ventaja (2-0). Al igual que en el primer set, después de la tormenta llegó la calma. De nuevo Medvedev supo dosificar y aprovechar el momento indicado para devolver el golpe un poco después. El ruso volvió a ponerse por delante de nuevo (3-2).
La inercia positiva de Medvedev hizo temblar a un Rune que se vio, por un instante, incapaz, pero que sacó fuerzas de donde no tenía para conseguir sacar adelante su servicio y celebrar con rabia y alivio a partes iguales el empate a tres que todavía le daba vida. Tanta que devolvió los tres juegos al ruso y se colocó 5-3 arriba, con saque para sentenciar el set.
La alegría tornó rápidamente en preocupación y desesperación para la joven promesa. Tuvo vértigo el danés en otro momento clave del partido y permitió, con varios errores no forzados, varias bolas largas, que Medvedev se recuperara. Y el moscovita no perdonó. No dejó que Rune, en otro ataque de rebeldía, volviera a quebrarle y salvó una bola de rotura para poner el 6-5 que, como mínimo, le garantizaba el 'tie-break'.No hizo falta llegar a ese punto.
Rune estaba superado ya por la situación, controlada absolutamente por un Medvedev que se aprovechó de dos bolas de 'break' para sumar el triunfo en tierra batida. Para celebrar por primera vez su victoria en esta superficie.