Jannik Sinner ya está a la altura de Nicola Pietrangeli y Adriano Panatta. El joven tenista italiano se estrena como campeón de un Gran Slam en una final épica del Open de Australia, en la que remontó dos sets en contra y acabó dominando en la pista a Daniil Medvedev.
El tenista italiano fue de menos a más y de verse dominado pasó, a partir del tercer set, a llevar la iniciativa del partido hasta decantarlo a su favor en el set definitivo después de tres horas y 42 minutos. El resultado, concluyente: 3-6, 3-6, 6-4, 6-4 y 6-3.
Si la derrota ante Rafa Nadal en 2022 casi le cuesta superarla año y medio habrá que ver cómo afecta ésta a un Daniil Medvedev que dominó otra vez una final en Australia por dos sets a cero y que, de nuevo, volvió a ver cómo se le escapaba.
Todo el mundo apostaba y esperaba el triunfo de Sinner, pero no de esta manera. El italiano se había mostrado dominador durante todo el torneo, en el que había impuesto su servicio y, sobre todo, su derecha para poner un ritmo infernal que no había sabido contestar ni el propio Djokovic. Por eso sorprendió verle agarrotado y a merced de su rival en el arranque.
Medvedev, gran estratega, cambió el plan, no esperó a Sinner y empezó a presionarle desde el primer punto al resto, buscando siempre golpes ganadores y jugando muy dentro de la pista. La estrategia sorprendió a un Sinner que se esperaba un rival a verlas venir y que le dejara a él la iniciativa.
Ya en el primer descanso mandaba el ruso con una ruptura a favor, una diferencia que se fue acentuando con el paso de los juegos y que culminó en el noveno, cuando un nuevo 'break' cerraba el set. La superioridad mostrada por Medvedev, que ganaba en agresividad y también dominaba los intercambios, se trasladó al segundo set, en el que Sinner sufría lo indecible para sacar adelante su saque.
De hecho, perdía 5-1 y en el único juego que había ganado había tenido que levantar cuatro bolas de ruptura. Con saque de Medvedev para cerrar la manga por 6-1, algo cambió. Ya fuera porque hubo una cierta relajación del ruso o porque Sinner se olvidó de los nervios y empezó a ser él mismo, el italiano ganó el juego al resto y, a partir de ahí fue otro. No logró neutralizar la gran ventaja que tenía en esa manga, pero empezó la tercera sabiéndose ya superior.
Sólo había que esperar la oportunidad. Ésta tard�� en llegar, pero llegó en el momento clave. Con 5-4, Sinner tuvo su oportunidad y no la desperdició. A esas alturas, Medvedev se agarraba a su saque para salir indemne y esperaba algún fallo de Sinner, porque ya era consciente de que su rival estaba más fresco. Al ruso le costaba sacar adelante su servicio y sólo lo lograba porque nunca bajó su efectividad y sólo se complicó cuando tuvo que arriesgar en demasía.
El 'error' de Sinner llegó. Con 3-3, Medvedev tuvo una bola de ruptura a favor, pero la confianza de su rival era máxima y la resolvió con un 'ace'. El italiano ya había tenido alguna también al comienzo de la manga y la tuvo, otra vez, en el décimo juego y con 5-4. Esta vez fue para igualar el partido a dos sets.
El último se vio ya a un Medvedev muy cansado, al que le pasaba factura las horas de pista, y un Sinner al que se le veía fresco, ya fuera por su juventud, su confianza o el menor desgaste. Pese a ello, Medvedev no se rindió, se marchó con la cabeza alta, pero estaba claro que no podía oponer resistencia ante un rival muy regular, dominante y superior. Sólo hizo falta un 'break'. Bastaba para cononar al nuevo rey de Australia: Jannik Sinner.