Los octavos de final del Open de Australia dejaron un momento que pese a que al final no tuvo mucho efecto en el resultado final del partido, si que hizo encender todas las alarmas del torneo. El causante fue Jannik Sinner, que durante su partido ante Holger Rune empezó a temblar de forma ostensible y se le pudo ver con muy mal color y sufriendo incluso para mantenerse en pie. No era ni mucho menos el mejor momento del italiano, que necesitó asistencia médica y se fue al vestuario, de donde volvió tras un tratamiento de más de diez minutos. Aunque eso sí, hizo su efecto, puesto que acabó ganando el cuatro sets disipando todas las dudas.
Las altas temperaturas y la humedad del verano en Melbourne son un factor a tener en cuenta y el de San Cándido, habituado al frío, las sufre más que el resto. No obstante, eso no le impidió ser campeón de la pasada edición, además de convertirse en el número 1 del mundo. Pero aún así la preocupación estaba patente y sus movimientos tras la victoria iban a ser muy importantes de cara a lo que le queda de semana, comenzando por los cuartos de final de mañana miércoles.
La ventaja de los grandes es que hay un día de descanso entre partidos, lo que le ha dado una gran ventaja a Jannik para recuperarse. No obstante, ha querido entrenar, solo que con los 30 grados de la ciudad australiana ha preferido hacerlo en una pista cubierta, además de que tampoco se ha excedido en exceso y apenas que ha estado una hora probándose, para asegurarse de que todo está bien de cara a lo que le viene por delante.
A Sinner más le vale estar preparado para los cuartos de final, puesto que se va a enfrentar a todo un país. Su oponente va a ser el número 1 'aussie' y gran esperanza local, Álex de Miñaur. El 8º cabeza de serie se adapta como nadie a esta pista y además va a tener a toda la grada de su lado y eso, teniendo en cuenta lo fervientes que son los australianos cuando se trata de los suyos, puede ser un factor clave. Aunque la realidad es la que es y Sinner siempre ha ganado con relativa comodidad a 'demon', el último ejemplo en la Copa Davis de Málaga, donde le bastaron dos sets.