Como una ola pasándole por encima, esa es la sensación que ha debido tener Viktorija Golubic en su debut en el US Open, ya que la suerte en el sorteo no estuvo de su lado. El azar deparó que se enfrentará a la cabeza de serie número 26, que puede sonar bajo, sí, pero al leer su nombre cambia la perspectiva, y es que no es otra que Paula Badosa. La jugadora española lleva una gira norteamericana impecable, en la que ha ganado en Washington y alcanzado las semis en Cincinnati, y ahora ha empezado con muy buen pie en Flushing Meadows, destrozando a su rival.
La española arrancó con excelentes sensaciones y se clasificó para la segunda ronda tras batir fácilmente a la suiza. Badosa, número 29 del mundo, superó por la vía rápida a Golubic, que ocupa la posición 73 del ránking, por 6-0 y 6-3 en una hora y nueve minutos. La catalana se medirá en la siguiente ronda a la vencedora del duelo entre la estadounidense Taylor Townsend y la italiana Martina Trevisan, en el que pase lo que pase, partirá como favorita. Y es que pese a su puesto en el ranking, parece que de una vez por todas ha superado sus muchos problemas físicos y ahora sí que es una de las jugadoras más en forma de toda la WTA.
Nacida en Nueva York, Badosa no ha tenido mucha fortuna en el Abierto de EE.UU. a lo largo de su carrera, ya que, en cuatro apariciones nunca ha logrado superar la segunda ronda. Pero en esta ocasión se ha presentado en el 'grande' neoyorquino en un momento vital insaciable. Y desde el primer peloteo se notó ante ante Golubic, con un arranque que no pudo ser más prometedor y avasallador. Solo 26 minutos tardó Badosa en llevarse el primer set con un incontestable 6-0 exhibiendo la fortaleza y la solidez en su tenis que la han llevado a brillar en las últimas semanas.
La segunda manga empezó con una cierta recuperación de la suiza, que rompió el servicio a la española nada más iniciar el set. Pero esta recuperó el 'break' de inmediato, y tras intercambiarse otra rotura con su rival, metió una marcha más con un 4-2 rompiendo una vez más el servicio a una Golubic con evidentes muestras de frustración e impotencia. Y a partir de ahí Badosa ya no dio espacio a más contratiempos y cerró con un saque directo un estreno impecable en Nueva York.