Una nueva edición de uno de los duelos más repetidos de la WTA actual va tener lugar este jueves, que será el momento en que Paula Badosa y Aryna Sabalenka se vuelvan a enfrentar, solo que esta vez en un momento en el que nunca lo han hecho, las semifinales del Open de Australia. La primera ocasión en la que la gran estrella del tenis femenino español se ha colado en una ronda en la que nunca había llegado en su carrera, pero tras ganar a la tercera favorita, Coco Gauff, lo ha hecho. El problema es que enfrente va a estar su bestia negra, una Sabalenka que le ha ganado en 5 de las siete veces que se han enfrentado.
La bielorrusa es la número 1 del mundo y defiende los títulos logrados en Melbourne en 2023 y 2024, pero es cierto que no está en su mejor momento, puesto que casi acaba eliminada por Anastasia Pavluyenchova en cuartos, aunque ha conseguido sobrevivir y pasar en tres sets. Pero ahora se va a medir a una de sus grandes amigas en el circuito y un apoyo muy grande en todos los duros momentos que ha vivido. Sin embargo, hasta que no acabe el duelo, la amistad va a pasar a segundo plano.
Lo que tiene claro es que ante la española va a plantear un partido "agresivo" y en el que va a poner mucha presión, la misma que le va a hacer falta para superar a una tenista que está en uno de los mejores momentos de su carrera tras el calvario por el que ha pasado. Porque si algo sabe la de Minsk es hacerle daño a su amiga, puesto que le tiene tomada la medida.
Precisamente también ha destacado lo que le alegra ver en estas instancias a Paula, después de todo su sufrimiento, puesto que "ha pasado por mucho y está en su mejor condición", pero aún así Aryna "espera con ansias" el duelo, que probablemente tenga lugar en la sesión diurna de la jornada del jueves, lo que permitirá jugar con más alturas y no tanto a base de golpes ganadores. La estrategia de Sabalenka es clara, presionar mucho y seguir buscando su mejor tenis con un objetivo, el de ser la primera mujer en ganar en tres ediciones seguidas del torneo 'aussie' desde que lo hiciera la suiza Martina Hingins entre 1997 y 1999.