El partido que abría la final de la Copa Davis entre Italia y Países Bajos enfrentó a Matteo Berrettini con Botic Van de Zandschulp, en un duelo donde se ponían en juego muchas cosas, pero que sobre todo iba a servir para dejar en bandeja a Italia su segunda ensaladera consecutiva o en cambio para que Países Bajos siguiera con su sueño imposible y se asegurara al menos el dobles con el que el propio Botic y Wesley Koolhof eliminaron a España el pasado martes. Al final la victoria fue para el romano en dos sets, sin demasiada complicación, acabando con la condición de invicto del neerlandés, que contaba por victorias sus tres apariciones en la pista central del Martín Carpena. Pero además, este duelo sirvió para decir adiós a una pieza clave de la historia moderna del tenis, el juez de silla brasileño Carlos Bernardes.
Bernardes se despidió del circuito ATP en las Finals de Turín, pero ha sido partícipe de esta Davis como uno de los mejores jueces de silla del mundo, y tras varios importantes duelos a lo largo de la semana, este primer partido de la final supuso su adiós para siempre al arbitraje al mundo del tenis, al que ha dedicado los últimos 30 años.
El adiós de Bernardes, a sus 60 años, llega tras más de 8000 partidos arbitrados, muchos de ellos de grandísimo nivel, ya que ha sido uno de los fijos en las instancias finales de los grandes eventos. “Tengo muchas historias y soy afortunado, pero lo más destacado es la gente que he conocido. Llevamos media vida fuera de casa, así que uno se abraza a la gente y a los lugares. Este año, los aficionados y la gente se me han acercado, ha sido maravilloso”.
En Málaga recibió un sonoro homenaje del público tras la final, pese a que eso sí, fue quien provocó una de las ocasiones en las que más fuera de sí hemos visto a Rafa Nadal sobre una pista de tenis. Fue en las ATP Finals 2010, cuando Rafa se enfrentaba a Berdych y Bernardes tomó una decisión polémica y cantó mala una bola muy ajustada del checo. y Rafa levantó el brazo y paró el punto. Después, Berdych no estaba de acuerdo y la pidió, resultando ser buena. Nadal había logrado responder, y su golpe pasó al otro lado. Pero Bernardes en lugar de repetir el punto, se lo dio a Berdych, y Rafa estalló.
Se le escucharon perlas como un “no quiero jugar” a la famosa frase, que le repitió varias veces: “Me estás diciendo una barbaridad, Carlos”. Y después volverían a tener discusiones en partidos como la que les enfrentó los Juegos de Río, pero esta fue la más famosa, y es que pese al respeto mutuo, chocaban con mucha facilidad. Pero más allá de eso, siempre se ha llevado bien con el manacorí y el resto del circuito, pues todos estos años ha sido uno de los árbitros más queridos, tanto por la afición como por los jugadores.