Informó este diario que la agencia de representación de
Guilherme Arana,
Elenko Sports, había enviado de nuevo un emisario a
Sevilla con la intención de desbloquear el retorno del zaguero brasileño al
Corinthians, club del que arribó a
Nervión hace justo un año. El empresario
Leonardo Cornacini, el mismo que arribó la semana anterior para asesorar al futbolista y transmitir al
Sevilla el interés del 'Timao', fue nuevamente el encargado de reunirse este sábado con la dirección deportiva sevillista, justo después de ver en directo la victoria por 5-0 frente al Levante.
Una cita que, según pudo conocer ED, resultó nada positiva: los de Nervión rechazaron hasta en tres ocasiones las formas de pago ofrecidas por el
Corinthians, dispuesto a alcanzar los ocho millones de euros por
Arana, y el intermediario se marchó con un enfado de mil demonios, dando por rotas las negociaciones por parte del Corinthians.
Las
exigencias sevillistas son claras: acepta los
ocho kilos (abonó nueve, más otro opcional hace un año), pero en efectivo. Y ahí radica el problema, tensando los brasileños la cuerda hasta el punto de llegar a convertir la negociación en un nuevo
'Caso Ganso', al no contar
Pablo Machín con el lateral y no ceder el
Sevilla en sus exigencias.
Con contrato en vigor hasta 2022 y un sueldo de 8 millones de euros netos firmado hasta esa fecha (16 brutos),
Arana ha dado su palabra de que si vuelve a
Brasil será para jugar en el
Corinthians (también ha preguntado el Flamengo), continuando en la capital hispalense mientras tanto. En Europa,
Sporting de Portugal, Zenit, Torino y
Marsella también han preguntado, pero ninguno da los ocho millones de euros al contado que solicita el
Sevilla.
La plaga de bajas que azota al equipo tampoco invita a desprenderse de ningún activo disponible, por lo que o el
Corinthians accede al
pago al contado (la solución, apuntan, sería un préstamo de la agencia de representación que luego devolverían los brasileños en cuatro años) o la operación difícilmente acabará culminándose. Al menos antes del 31 de enero, cuando cierra el mercado en
Europa (en Brasil no lo hace hasta abril). Las diferencias podrían suavizarse en función del calendario, los lesionados y el número de competiciones.