Entrevista ED a a Fabrice Ondoa

Fabrice Ondoa: "Cosas así te cambian la vida"

Fabrice Ondoa: "Cosas así te cambian la vida"
Fabrice Ondoa vive un momento dulce en su carrera, tras ser elegido mejor portero de la Copa de África. - Enrique García
Enrique GarcíaEnrique García12 min lectura
Fabrice Ondoa (Yaoundé, 24-12-1995) es recibido en el gimnasio con vítores. Hay buen rollo con el camerunés, que se hace querer entre sus compañeros. Es suplente en el Sevilla Atlético, pero titular en la selección que se acaba de proclamar campeona de África.

"Desde fuera es difícil de explicar mi caso, porque aquí vivo una situación complicada. Llegué a una semana del final de la pretemporada y cada poco tengo que ir con la selección; Segunda división no para por las fechas FIFA. Además, tanto Juan (Soriano) como José Antonio (Caro) lo están haciendo muy bien. Yo trabajo con ellos a tope, y hay esa competitividad que me permite que, cuando voy con la selección, esté casi como si jugara cada fin de semana. Además, juego dos o tres partidos cada mes, que es casi lo que juega un portero con su club", explica.

- En Camerún no se lo explicarán del todo...
- Sí, pero es sencillo explicar la verdad. He llegado y aquí José está muy bien; luego, Juan ha jugado contra el Girona y el Tenerife, y ambos lo están haciendo muy bien. ¿Por qué va a cambiar el entrenador, porque juego en la selección? Además, Caro participó en el ascenso y se ha ganado jugar.

- En lo personal sí que le está yendo bien.
- Para mis compañeros sólo tengo palabras de agradecimiento; llevo aquí seis o siete meses, y es como si llevara aquí toda la vida. Incluso cuando no estaba aquí he estado conectado con el equipo. Tras el partido contra Gabón, en el que nos metemos en cuartos, mis compañeros lo estaban celebrando y me preguntaban, '¿qué te pasa?' y yo no estaba contento, porque mi equipo había perdido contra el Girona. Siempre estoy ayudando, esté en la grada o en el banquillo. Ése es el sentimiento de equipo que hace que tengamos los resultados que tenemos.

- ¿Le han apoyado mientras se encontraba en Gabón?
- Sí, constantemente. No sólo José y Juan; también Ivi, Curro, Borja... todos me han mandado mensajes. Esto vale más que lo deportivo.

- Y le recibieron a lo grande.
- Traje la medalla y el trofeo del mejor portero porque se merecían verlo. Me mantearon incluso en el vestuario. Este éxito también es suyo, porque no sé qué va a pasar de aquí al final de la temporada, pero tengo unos hermanos aquí en Sevilla a los que tendré para toda la vida.

- Y la medalla, ¿dónde la tiene?
- Ya está en casa. La traje al entrenamiento para que la conocieran y ya la tengo a la entrada de la casa, para fardar (risas). Es lo primero que tienes que ver cuando entras.

- En Camerún sí que se han llevado una gran alegría con este título, ¿verdad?
- Ha sido una locura. Se entiende también, porque no íbamos como favoritos ante equipos como Ghana, Costa de Marfil, Argelia o Senegal. Nosotros no tenemos jugadores de nivel top europeo. Quitando a Moukandjo, nuestro capitán, que está en el Lorient, y a N'Koulou, que está con el Lyon en Champions, el resto están en una segunda línea europea, en Dinamarca o en Ligas menores. Nadie contaba con que íbamos a clasificarnos para cuartos, y la gente está muy contenta. Pasa una cosa, perdemos y lo rompen todo, y ganamos y también lo rompen todo, pero, al final, todos felices.

- Le habrán pasado cosas muy curiosas en la celebración.
- Pues, sobre todo, que el presidente nos recibió y nos nombró Caballeros de Honor y de Valor, y eso es algo increíble. Cuando salíamos para la Copa de África, tardamos 15 minutos en ir del hotel al aeropuerto. No nos cruzamos con nadie en la calle. A la vuelta, tardamos cuatro horas. Las calles estaban llenas.

- Ha sido una celebración muy cercana a la afición.
- Sí. Ya desde el hotel en Gabón estuvimos con la gente. Les invitamos a pasar a la piscina; hasta los ministros que vinieron a vernos acabaron en la piscina.

- Le costará salir a la calle...
- Cosas así te cambian la vida. En Camerún no puedo salir de día por la calle. La gente se vuelve loca por verme o hacerse fotos. Para estar con los amigos, mejor planear una cena.

- Tuvo una dedicatoria especial para Samuel Eto'o.
- Le dediqué el título por todo lo que ha hecho por mí. Su idea de la Fundación para ayudar a la gente de Camerún es muy especial, porque él se tuvo que buscar la vida al principio y, a base de trabajo y esfuerzo, alcanzó sus objetivos. Siempre ha estado conmigo, me ha apoyado en todo, sobre todo cuando las cosas no iban tan bien; ha estado como un padre, un hermano, un amigo y un compañero. Su Fundación da la oportunidad a los chavales de jugar en Europa contra grandes clubes como Barcelona, Madrid, Sevilla, Atlético o Valencia. Es lo máximo que puede soñar un chaval de África. Una vez que juegas ese torneo, que te digan que fichas por el Barcelona... te quedas todavía más contento. Es un cambio de vida increíble. Se lo debo a él.

- ¿Cómo era su vida antes de eso?
- Pues la verdad es que yo tuve suerte, porque mis padres tenían posibilidades. He tenido amigos que no tenían esa suerte, y, por eso, valoraba lo que tenía. En aquella época, en Camerún no había campos de fútbol. Íbamos a jugar a la calle. Samuel organizó un torneo en el que podían participar todos; luego, había una selección y una gran final entre las dos ciudades más grandes de Camerún (Yaoundé y Duala). Fui seleccionado como el mejor jugador y mi padre no quería que me fuera a la Fundación de Samuel en Duala, porque quería que estudiara, y Samuel lo convenció diciéndole que iba a estudiar y a jugar. Mi padre me dejó, pero estaba más pendiente de los estudios. Cuando me fichó el Barcelona, tampoco quería. Tuvo que venir a España para ver que íbamos al cole, luego entrenábamos y luego teníamos refuerzo de estudios para no suspender. Mi madre no pudo venir mucho tiempo, porque era secretaria del gobierno y sólo le dieron tres semanas. Mi padre sí estuvo más tiempo, porque es el jefe de su empresa y estuvo tres meses. Ya todo fue bien.

- ¿Siempre tuvo claro que quería ser portero?
- No. Al principio, en la calle, me gustaba dar patadas. Pero mi padre es fan de N'Kono. Tenía todos sus vídeos y era un poco pesado con él. Cada vez que iba al trabajo a verlo me ponía un vídeo. Me decía que era un héroe en Camerún. Y yo quería que mi padre estuviera orgulloso de mí, y empecé a ponerme en la portería. En el torneo jugué de portero, me compraron unos guantes y me fue bastante bien. Sin haberlo visto, N'Kono fue mi ídolo.

- Después, pudo conocerlo en Barcelona.
- Sí. Siempre ha estado en el Espanyol y también en la selección. Me vio cuando jugué mi segundo partido con Camerún. Yo tenía 18 años y jugábamos contra la Costa de Marfil de Yayá Touré. Ganamos 4-1 y me escribió para felicitarme y decirme que hacía tiempo que no veía a alguien tan joven y con tanta personalidad en la portería. Se lo dije a mi padre y no se lo creía. Le mandé un pantallazo y ahora lo tiene de fondo de pantalla en su ordenador del trabajo. Me sigue ayudando muchísimo. En la Copa de África también me han ayudado los técnicos de aquí; Javi me ha mandado los informes de cada partido, en qué podía mejorar... Fue una ayuda increíble, porque sabía que tenía armas para conseguir cosas. N'Kono ha ganado una Copa de África y sabe lo que pasa.

- ¿Cuáles han sido sus momentos claves en la Copa de África?
- Pues el partido contra Gabón, en el que hago esa parada que nos mete en cuartos. Luego, en cuartos, jugamos contra Senegal, para mí el mejor equipo de África a nivel de cracks, con gente como Mané, Diouf, Keita Baldé... Sabíamos que teníamos que sufrir, porque individualmente éramos inferiores, pero colectivamente éramos mejores. Teníamos que llevar el partido a la prórroga o a los penaltis, como fue finalmente. El penalti de Mané tengo que quitarme el mérito. Hay gente que está detrás que es de ‘chapeau’ y que busca vídeos de todos. Creíamos que marcando los cinco penaltis íbamos a ganar, porque confiaban en que pararía uno. Mané suele tirar el cuarto o el quinto. El segundo entrenador y el entrenador de porteros me dijeron ‘ya sabes cómo son estos jugadores top, que, a la mínima que le muestres que sabes dónde va a tirar, te lo cambian, porque tienen esa calidad’. Tienes que aguantar y esperar metiendo todo el impulso al final para pararlo. Añadimos la finta que se hace aquí en el Sevilla, amagando al lado que no va y tirándote con fuerza al lado que piensas que va. Sacan vídeos de todo.