La situación de
Salvatore Sirigu se pone más tensa a medida que pasan las hojas del calendario y se acerca el 31 de enero, fecha límite para hallar una solución para huir del ostracismo en el que el italiano ha vivido los cinco meses que lleva en el
Sevilla. Su salida en este mercado de enero parecía cantada, pero el tiempo se agota sin que ni el club ni el jugador encuentren algo que satisfaga a ambas partes.
La entidad, porque pretende fichar a alguien más antes de que eche el cierre la ventana de transferencias y quién mejor para hacer hueco que un meta con una ficha de tres millones de euros que no sólo no está siendo titular, sino que se ha quedado fuera de las tres últimas convocatorias de
Jorge Sampaoli (ante el Real Madrid, en la vuelta copera y en
Liga, y en la reciente visita liguera a
Osasuna).
Sin embargo, las opciones con las que se le habían vinculado en las últimas semanas se han ido cayendo progresivamente. El
Cagliari italiano y el
Niza galo le descartaron por motivos económicos.
"¿Sirigu? Tenemos cuatro porteros y no somos ricos", llegó a espetar en Francia
Jean-Pierre Rivere, presidente del Niza.
El último en caerse ha sido el Anderlecht. El técnico del cuadro belga creía que su alta ficha podría dividir el vestuario y al final han cerrado la cesión del deportivista Rubén Martínez (en un intercambio con Davy Roef). Al italiano le quedan seis días para cambiar el panorama.