El vestuario del Sánchez Pizjuán se ha convertido en los últimos años en un espacio multicultural en el que hay cabida para 25 futbolistas de diez nacionalidades distintas que conforman la segunda plantilla de la Liga con más extranjeros.
El
Sevilla cuenta con un total de 17 jugadores no nacidos en España, una cifra en toda Primera división sólo supera el Málaga, con 19. El Valencia cuenta con 15 y cuatro equipos (Barcelona, Real Madrid, Atlético y Granada) tienen 14.
De los diez países representados, en la plantilla blanquirroja hay casi tantos franceses como españoles. Sergio Rico, Coke, Escudero, Luismi, Iborra, Vitolo, Reyes y Llorente son los ocho hombres que ponen el acento español en la caseta nervionense, mientras que hay seis francófonos: Rami, Trémoulinas, Kolo, N’Zonzi, Kakuta y Gameiro.
En el tercer escalón, con dos representantes, están los portugueses (Carriço y Beto), los argentinos (Pareja y Banega) y los italianos (con los recién llegados Immobile y Andreolli). Además, en la ‘Torre de Babel’ de Eduardo Dato habitan un polaco, Krychowiak; un brasileño, Mariano; un uruguayo, Cristóforo; un danés, Krohn-Dehli y un ucraniano, Konoplyanka.
Este verano se marcharon un colombiano (Bacca), un camerunés (M’Bia), un portugués (Diogo), un argentino (Barbosa) y cinco españoles (Navarro, Arribas, Denis, Deulofeu y Aspas); pero de las 10 caras nuevas, sólo dos son nacionales, Llorente y Escudero.
Aun así, ante el Atlético fueron titulares cinco de los ocho españoles.