José Juan Luque es un exjugador sevillano que hasta este año ha estado en los terrenos de juego. Sus comienzos como futbolista se remontan a
los escalafones inferiores del Sevilla, debutando en Primera división en la temporada 1996/1997. Más tarde jugaría en el
Badajoz y posteriormente se haría con sus servicios el
Atlético de Madrid, con el que vivió el descenso a Segunda y el ascenso dos temporadas después. Con los años fue cambiando de equipos y llego a militar en clubes como el
Málaga, el
Espanyol o incluso en el
Granada 74. El final de su carrera futbolística tuvo lugar
en Hungría, en el Diósgyoroi VTK, donde vivió una segunda juventud inesperada.
- ¿Cómo surgió la ocasión de poder jugar en Hungría?- Es un caso muy curioso porque yo me encontraba jugando en el Castilleja, ya que no podía encontrar equipo, y vi las sesiones AFE para futbolistas sin contrato. Al principio no le eché mucha cuenta porque estaban encaminadas a jugadores de menos de 30 años y yo tenía 33. Pero Jorge Azkoitia me insistió para que formara parte y gracias a eso conseguí una prueba de enero a junio con el Diósgyoroi VTK y conseguimos el ascenso, me ofrecieron un contrato para quedarme unos años más. Empecé para hacer una prueba y me voy con el cariño de toda la afición, siendo el capitán del equipo, el máximo goleador y el mejor jugador de la Primera división húngara.
- ¿Qué le llevó a plantearse la retirada?- Pues no fue una decisión precipitada. Ya llevaba mucho tiempo pensándolo, la muerte de mi madre en
septiembre y el vivir tanto tiempo alejado de la familia me hicieron plantearme seriamente la retirada, y al final de este año decidí tomar la dolorosa decisión.
- Cuénteme, ¿cómo es la vida en Hungría? ¿Es muy diferente a la de aquí?- El ritmo de vida es muy diferente al de España, amanece y anochece cuatro horas antes que aquí. El idioma es muy difícil y de húngaro no he podido aprender nada. Hablaba en inglés con los compañeros y en español con Paco Gallardo y Fernando.
- ¡Cierto! Estaba con Paco Gallardo y Fernando, ¿cómo era su relación con ellos?- Muy buena. Al no tener a mi familia cerca me apoyaba mucho en ellos. Hemos tenido una muy buena amistad después de todo este tiempo vivido fuera de casa. En los derbis siempre estaba el pique típico con Fernando, pero siempre desde el respeto, ya que éramos grandes amigos.
- La ciudad en la que vivía ¿podría describirla?- Es la cuarta ciudad más grande de Hungría con unos 200.000 habitantes. La gente era muy amable y me daba muchísimo cariño. Como anécdota he de decir que es el equipo que más aficionados llevaba al estadio, con una media de 11.000 espectadores. En los equipos que estaban más arriba que nosotros como el Gyor, o el histórico Ferencvaros, por ejemplo, tenían una media de asistencia inferior a la nuestra, con unos 3.000 ó 4.000 aficionados por partido.
- ¿Cómo fue ese último partido con la afición en el campo?- La afición se comportó, me despidió como nunca lo hubiera esperado. En Hungría, hay una ley en la que se ordena a los equipos tener cámaras en los estadios para que no se produzcan actos violentos y no dejan entrar a los radicales de los equipos. Pero el presidente pidió el favor a la Federación húngara y permitieron la desactivación de las cámaras. Pudieron asistir todos al partido. Fui manteado por mis compañeros e incluso por los jugadores del equipo rival.
- Ahora hablemos de su carrera en España. Debutó en el Vicente Calderón, ¿qué sintió a la hora de saltar al campo?- La verdad es que fue una muy bonita sensación debutar en un escenario histórico como es ese estadio. Intenté hacerlo lo mejor posible y ganarme un puesto en el primer equipo del Sevilla, pero las circunstancias hicieron que me tuviera que ir al Badajoz. Es una cosa que nunca logré entender ya que, si había contado para el míster en el final de temporada, no sabía por qué no me quería para el año siguiente.
- El campo donde debutó después se convirtió en su estadio, ¿cómo fue jugar en el Atlético de Madrid en esa época tan dura para el club?-Es cierto que la etapa que estuve en el Atlético de Madrid no fue la mejor, pero el hecho de que, a la hora del descenso, fuera uno de los pocos a los que los seguidores despidieron entre aplausos, hizo que esa sensación fuera en realidad agridulce. Fue muy duro descender con el equipo que teníamos ese año, con todos los internacionales y jugadores importantes que había en el equipo. En los años en Segunda si tuve más protagonismo y conseguimos ascender después de dos temporadas en ese pozo.
- ¿Qué recuerdo guarda de los demás equipos españoles en los que jugó usted?- Los que más puedo destacar son el Málaga, donde estuve en dos etapas distintas, y el Ciudad de Murcia, en el que conseguí hacer muchos goles y sentirme importante. Por el contrario, en el Real Murcia no pude tener las oportunidades que hubiera querido y no pude desplegar todo mi fútbol.
- ¿Cual ha sido su entrenador referencia en el mundo del fútbol?- He tenido muy buenos entrenadores a lo largo de mi carrera pero, si tuviera que elegir alguno, sería Julián Rubio por lo que hizo por mí.
- ¿Y su mejor compañero?- En mis años de jugador de fútbol en la Liga española he de decir que el mejor compañero que he tenido ha sido Iván Amaya, y en mis últimos años en Hungría, Paco Gallardo, ya que nos apoyábamos mutuamente.