Jesús Galiano4 min lecturaLos aficionados al atletismo todavía recuerdan la impactante carrera de 2011 en la que Usain Bolt quedó fuera del Campeonato Mundial en Corea del Sur. El velocista jamaicano, quien había registrado un asombroso récord de 9,58 segundos dos años antes, llegaba con altas expectativas. ¿Podría mejorar su propia marca histórica? Esa incógnita nunca se resolvió, ya que Bolt fue descalificado por adelantarse al disparo de salida.
Esa infracción le costó una tarjeta roja directa, una medida respaldada por una norma implementada en 2010. La regulación eliminó las amonestaciones previas para agilizar el desarrollo de las competiciones y favorecer el espectáculo televisivo.
Según el Sistema de Información de Salidas, avalado por World Athletics, el juez de la prueba debe usar auriculares que permitan escuchar una señal acústica cuando se detecta una posible salida falsa. Esto ocurre cuando el tiempo de reacción del atleta es inferior a 0,100 segundos.
Después de asumir la posición final de salida, los competidores no pueden moverse antes del disparo de la pistola. Si el juez concluye que hubo movimiento anticipado, se considera una salida nula.
Si antes del disparo un competidor realiza un movimiento continuo que no se detiene, será sancionado por salida falsa.
Cuando ocurre una salida nula, el atleta responsable es descalificado, recibiendo una tarjeta roja y negra. En pruebas combinadas, una primera infracción conlleva una advertencia con tarjeta amarilla y negra, aplicada también a los demás participantes, para advertir que una nueva infracción implicará descalificación.
La regla ha evolucionado desde los años 90, manteniendo como estándar que cualquier reacción por debajo de 100 milésimas de segundo se considera ilegal, un punto que sigue generando debate en el atletismo.
Si un atleta cuestiona una decisión del juez o del Sistema de Información de Salidas, se le puede permitir competir bajo protesta hasta que su caso sea evaluado. Esto ocurre si hay dudas razonables sobre el fallo del sistema o una interpretación incorrecta del juez.