Drive, volea, smash, globo, bandeja, chiquita, víbora... Si no fuera por estas últimas expresiones, se podría decir que el pádel y el tenis coinciden en casi todos sus golpes, tanto en su denominación como, salvando las distancias entre un deporte y otro, en su ejecución.
Y, al igual que en el tenis, el drive o golpe de derecha es el más utilizado y es vital en el pádel, ya que con él vas a tener que jugar la mayoría de las bolas y con él vas a tratar de controlar el ritmo del partido.
Su definición es muy simple. El drive consiste en golpear la pelota de forma plana y horizontal, manteniéndola baja sobre la red y enviándola al lado opuesto de la pista. Ese drive 'a secas' también es el conocido como derecha plana. Y se llama así para diferenciarlo de los otros dos tipos de drive que hay, el cortado y el liftado.
En el drive cortado se golpea la bola con dirección descendente, de arriba hacia abajo, mientras se mantiene la pala un poco curvada hacia atrás. El objetivo de este golpe es alcanzar la mayor profundidad posible y darle más lentitud al juego para subir a la red.
El drive liftado, por su parte, es justo lo contrario. En él se rota la pala un poco hacia adelante y se golpea de abajo a arriba para que la bola coja una curva más amplia sobre la red y caiga antes al suelo.
A veces, cuando se habla de drive en pádel, hay confusión porque no se refiere al golpe sino a la posición en la pista, pues según ocupe la derecha o izquierda se habla de que el jugador juega en el drive o en el revés. En este caso, el jugador de drive es el encargado de armar la jugada y hacer lo posible para que el que juega en el revés la remate.
Para ejecutarlo bien tienes que tener el cuerpo orientado hacia el rival que tiene la bola, semiflexionado y situarte de lado y con los pies mirando a la pared lateral. Una vez que te llega la bola, ajusta la distancia con pequeños pasos para poder golpear a la altura de la cintura y cerca del cuerpo, para así tener el control de la bola. Es importante que, aunque eches la pala hacia atrás, no la pierdas nunca de vista.
A partir de ahí, flexiona más o menos en función de cómo te llegue la bola para tenerla a la altura adecuada y lleva el peso al pie de delante antes de ejecutar el golpe. La rapidez del juego hará que todo este proceso de ejecución y golpeo acabe siendo mecánico, pero debes interiorizarlo y ejecutarlo bien para controlar el ritmo del partido.