Deporte y tabaco, esa extraña pareja más común de lo que se cree

Deporte y tabaco, esa extraña pareja más común de lo que se cree
- Natalia Arriaga
EFEEFE11 min lectura
Una deportista española de primer nivel afronta una competición importante con máximas opciones de victoria. Se dispone a calentar pero, antes de entrar en el pabellón, para relajarse, enciende un cigarrillo y se lo fuma con naturalidad a la vista de sus compañeros.

Otro campeón ya retirado, también de brillante historial internacional y ahora en cargos de gestión, abandona una reunión para salir un rato a fumar a la calle. Lo hace varias veces a lo largo de la jornada.

Villa Olímpica de Río de Janeiro. Varios compañeros de una delegación se esconden en una escalera para echar un cigarro. Luego comparten un paquete de chicles para disimular el olor a tabaco en el aliento. Por esa escalera pasan al menos miembros de sus equipos de baloncesto, balonmano, hípica, tiro, rugby y natación, hace memoria un testigo.

Son escenas reales, solo un puñado de ejemplos de los muchos que conoce cualquier persona cercana a los deportistas. Casos que muestran una realidad sorprendente: son muchos los deportistas ya retirados que se convierten en fumadores habituales, pero no son pocos los que tienen ese hábito aún estando en activo.

Menos raro es que, por una cuestión de imagen que incluso podría perjudicarles en sus contratos de patrocinio, ninguno de los fumadores deportistas quiera hablar abiertamente de ello.

"Sí, fumaba. Pero eso era antes. Ahora soy ya exfumador". "No quiero comentarlo. Mi mujer cree que lo he dejado". "Los entrenadores lo saben, pero miran para otro lado". Son algunas de las excusas que argumentan los fumadores para mantener su secreto.

Pero, preguntados por si conocen a deportistas de élite que fumen, los propios atletas o sus técnicos siempre responden con la misma palabra: "muchísimos".

En vísperas del Día Mundial del Cáncer, el 4 de febrero, se ha sabido que la incidencia de esta enfermedad en España ha sobrepasado ya las estimaciones hechas para 2020. El tabaco es, como se conoce, uno de los principales factores de riesgo.

Más escenas. Unos karatecas esperan su turno de competición fuera de un estadio. Mientras hacen tiempo, fuman un cigarro. Alguno tiene que apagarlo a toda prisa cuando le llaman para entrar en acción. Su entrenador, cuando está en el gimnasio, esconde la cajetilla debajo del karategui.

Un equipo femenino de rugby acaba su sesión de entrenamiento. Mientras comentan las incidencias de la jornada, varias jugadoras se sientan en la grada y encienden un pitillo. El entrenador se suma de vez en cuando.

Alguna compañera recuerda haber visto a miembros de la selección de Fiyi haciendo lo mismo tras un partido del Mundial de 2015, al tiempo que pedían discreción acercándose el índice a los labios. Y también recuerda que en una ocasión tuvo que recriminar al entrenador rival por estar fumando en el banquillo.

Un atleta olímpico aprovecha una mañana libre durante los Juegos para hacer unas compras en la ciudad. Mientras espera el autobús para volver a la zona del personal acreditado, consume con prisa un par de cigarrillos, conversando con un grupo de periodistas.

Las zonas de entrada y salida de los pabellones no son los únicos lugares en los que puede verse a los deportistas fumando. También lo hacen en las inmediaciones de sus alojamientos compartidos, incluso dentro de las habitaciones, asegura un inquilino de la Residencia Blume, en Madrid.

Regina Dalmau, miembro de la Fundación Española del Corazón y presidenta del Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo, señala que los deportistas no pueden llamarse a engaño: el tabaco no les hace menos daño por el hecho de que se entrenen todos los días o sigan supuestamente otros hábitos saludables en su vida cotidiana.

"El tabaco es pernicioso para cualquier persona y llama la atención que un deportista, que en general está muy preocupado por su salud, decida ponerse a fumar. Para tener un alto rendimiento físico o deportivo es necesario un buen sistema cardiopulmonar y el tabaco es muy mal amigo", dice Dalmau.

"Durante años el tabaco puede no darte a sensación de que te esté causando algún perjuicio, pero el daño se va acumulando aunque sea silente", añade la doctora, quien recuerda que "es tóxico a muchos niveles y eso es extrapolable a todos, a los deportistas también".

"La nicotina es muy adictiva. Es pura química, te va convirtiendo en un adicto", dice.

Regina Dalmau opina que no hay unos deportes que 'toleren' mejor el tabaco que otros.

"Es malo en cualquier deporte. Todas las modalidades necesitan un alto rendimiento cardiopulmonar, por mucho que haya unas en las que se consuma más oxígeno", subraya.

Sobre el hecho de que ninguno de los fumadores quiera hablar en público de su hábito, Dalmau ve en ello un síntoma positivo: "Al menos hemos conseguido que algo que antes era socialmente aceptado ahora se vea como un estigma. Si la gente joven lo ve así, avanzamos".

La especialista recuerda que el tabaco "tiene un importante efecto trombogénico, acelera los procesos de arterioesclerosis, merma la capacidad respiratoria y aumenta el riesgo de EPOC, añadido a toda la tipología tumoral".

"Es un espectro muy grande de problemas que pueden condicionar la carrera de un deportista e influir en la competición", agrega.

Regina Dalmau destaca que "muchos deportistas de élite tienen asma por esfuerzo y si, además, fuman, esto favorecerá que tengan ataques agudos de esta enfermedad".

La atleta Loles Vives, de 59 años y con 47 de carrera deportiva, experta en temas de salud relacionados con la dietética y la nutrición, considera que la figura del deportista fumador es "ocasional". Pero advierte de que puede hacer un gran daño.

"Lo que veo peor es la imagen que da un deportista fumador, el mensaje que da a la gente joven. Es horrible. Fumar es de las peores cosas que hay para la salud. Ver a un deportista fumar puede incitar a hacerlo a los jóvenes que le tienen como ídolo", apunta la plusmarquista mundial de 60 m. en la categoría W-55.

"En mi época quizá se fumaba más. Lo veíamos con más normalidad. No se tenía la información del daño que causa", dice Vives, que en 1979 fue la primera española en bajar de los 12 segundos en los 100 metros.

"Está claro que, si eres deportista, fumar no va contigo. Entiendo que si es un día, no pasa nada. Pero que no es bueno, eso es seguro. Aunque sean solo uno o dos cigarrillos al día, seguro que te van haciendo un daño", comenta Vives, también entrenadora personal.

Autora del libro 'Pacta con el diablo' -sobre las posibilidades que ofrecen el ejercicio y la vida sana para detener el envejecimiento biológico-, señala que "en deportes de fondo, la capacidad respiratoria y el volumen de oxígeno es esencial, más que en disciplinas como saltos o lanzamientos".

"Pero aquí depende del tipo de entrenamientos, porque en invierno también se trabaja mucho la resistencia. Aunque no es la base del entrenamiento, sí es algo puntual en pretemporada", indica.

"En cualquier caso, el tabaco es un tóxico y no solo afecta el sistema cardiorrespiratorio, sino a todo el organismo: arterias, piel, huesos, órganos sexuales... sin distinguir si es de un deportista o no. Los daños son los mismos para todos", incide Vives.

Una excepción al silencio del que se rodean los deportistas que fuman la constituyen los futbolistas, a muchos de los cuales no les ha importado airear su hábito en público. Luiz Pereira, Alfredo Di Stéfano, Paulo Futre, el fallecido (por cáncer de pulmón) Johan Cruyff, Diego Maradona, Mario Balotelli, Robert Prosinecki, Hristo Stoichkov, Wayne Rooney, 'Mágico' González, Romario, Ashley Cole... han sido retratados alguna vez con un cigarro.

Marc Wilmots, seleccionador nacional de Bélgica, admitió el pasado junio que su jugador Radja Nainggolan fumaba y que lo seguiría haciendo durante la Eurocopa, por lo que le facilitaría una habitación de hotel con balcón.

"Soy flexible al respecto. Es su propio cuerpo y, siempre que juegue bien, no es ningún problema para mí", dijo el técnico, con un argumento repetido por los que consumen o toleran el tabaco.

También Michael Jordan, visto a menudo con un puro en la boca, ha sido utilizado como excusa por algunos fumadores para destacar que el tabaco no puede ser tan malo cuando no impidió a la exestrella de la NBA ser uno de los mejores deportistas de la historia.