A las personas a las que les guste el juego y los casinos probablemente le resulte familiar el apellido de
Pelayo y no es de extrañar porque esta familia madrileña consiguió lo que todo el mundo pretende cuando se enfrenta a los juegos de azar:
ganar a la banca en numerosas ocasiones y conseguir hacerse con una importante suma de dinero. Debido a su fama se han elaborado libros, artículos de revista y hasta una película por lo que se puede decir que, sin duda, entran a formar parte de la
lista de los mayores tramposos de casinos de la historia.
La leyenda comenzó a fraguarse un día en el que el cabeza de familia,
Gonzalo García Pelayo, le dio por pensar que, si hasta las máquinas consideradas como más perfectas contaban siempre con una serie de errores, no iba a ser menos en el caso de los casinos y se centró en la ruleta. Acompañado de sus
hijos, Iván y Vanessa, comenzaron a acudir a un casino de la capital durante varias semanas. En ese tiempo se limitaban a apuntar los números que resultaban ganadores.
Al pasar los resultados de los mismos a un programa informático, los
Pelayo se dieron cuenta de que, efectivamente, había una serie de números que se repetían en una mayor proporción que el resto. Es decir, que algo en la ruleta propiciaba que eso ocurriera. Con esa información decidió crear un equipo de trabajo y lanzarse a la conquista de los casinos para conseguir dinero.
Lo más interesantes de los Pelayo es que decidieron trabajar en familia y así es como se sumaron a Gonzalo y sus hijos, varios primos también y todos juntos llegaron a la conclusión de que lo mejor era
cubrir todo el horario de los casinos que visitaban, haciendo turnos de seis horas y anotando los números ganadores. Cuando volvían a casa con toda la información se la daban a Gonzalo y éste se encargaba, con su programa informático, de hacer las simulaciones pertinentes para saber qué números tenían más probabilidades de ganar y mandar a sus familiares a que hicieran sus apuestas y ganaran dinero.
El casino que más frecuentaban en Madrid se dio cuenta de que algo raro pasaba y acabaron vetando la entrada a toda la familia. Pero ellos no se dieron por vencidos y decidieron proseguir con su tour por
Europa donde siguieron amasando fortuna, que llegó a ser de más de
1.500.000 de euros. Su fama les fue contraproducente puesto que el número de casinos que les vetaban la entrada no dejaba de aumentar.
Debido a su gran notoriedad, los principales casinos les tienen prohibida la entrada incluso a día de hoy, aunque la Corte Suprema falló a su favor y, al entenderse que no había nada ilegal, pudieron quedarse con todo el dinero que habían conseguido. Ahora los Pelayo se centran más en el
poker online. Gracias a la academia que ha puesto en pie el patriarca, con nuevos métodos que ayudan a ganar, el mundo conoce al campeón mundial de póker,
Juan Carlos Mortensen.
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