Alex Rins no es un piloto con suerte. Pese a que desde que llegó al Mundial de MotoGP en el año 2017 siempre ha sido un piloto rápido, cuando mejor estaba a lomos de su Suzuki, la marca japonesa decidió abandonar el certamen para buscar otros objetivos, y eso que había sido campeona del mundo en 2020 con Joan Mir, pero ni con esas. En ese momento el 42 se tuvo que buscar la vida y se fue a la que posiblemente es la peor moto de la parrilla, Honda. Lejos de hacerlo mal, consiguió la única victoria del año de los japoneses en Austin, pero después empezó a encadenar lesiones y tan solo pudo correr dos citas más en todo el año. Tras ese impás, le llegó una gran oportunidad, firmar por Yamaha, para ser el escudero de Quartararo en el equipo oficial, algo que por ahora no ha salido como esperaba.
Sin puntuar en Catar y un humilde decimotercer puesto en Portimao, donde al menos consiguió colarse en la Q2 directamente, ese es el bagaje del catalán en su retorno. Yamaha viene de años muy frustrantes, pero parece que las concesiones que ha recibido están siendo positivas, y al menos en la montura del francés funcionan los cambios, no así en el español, quién no termina de hacerse con la moto. De hecho, ahora vuelve a Austin, su circuito talismán, donde además del año pasado, triunfó en 2019 -su primera victoria en la categoría reina-, pero este 2024 tiene las expectativas mucho más bajas.
Pero de cara a su retorno a Texas, donde espera volver a obtener un gran resultado, tiene cosas por pulir, sobre todo en la puesta a punto de la moto, en centrarse más en dominar la base de la montura, antes de comenzar con las actualizaciones. "Tal vez tengamos que centrarnos más en la puesta a punto que en las nuevas piezas", señala que aunque no tiene nada que ver con el equipo, no termina de estar cómodo, aunque también es solo su segunda carrera y tiene que acostumbrarse a la moto y "entenderla" por lo que aún le queda trabajo que hacer.
Otro de sus grandes debes en este periodo con Yamaha es que la moto está hecha para 'El Diablo', gran referente de la marca de los diapasones, al que acaban de renovar por dos años. Por eso mismo, en estos primeros meses se ha centrado en fijarse en él, pero ahora piensa que debería enfocarse en su gusto por la moto y su forma de pilotar. De hecho, al estar en un equipo oficial tiene la opción de influir en el desarrollo y que se tenga en cuenta su punto de vista, pero para eso tiene que demostrar en la pista que se lo merece, y pocas oportunidades mejores que este fin de semana va a tener.