La Real Federación Española de Motonáutica no está ni entre las más grandes ni entre las más conocidas en el organigrama deportivo español. El hecho de englobar modalidades que no son olímpicas o de no tener la tradición de otras disciplinas del motor, como el motociclismo o el automovilismo, hace que se hable poco en los medios. Sin embargo, es una de las disciplinas más espectaculares. Tan vistosa como desconocida.
El hecho de no tener tanta visibilidad hace que sea difícil crear cantera y, sin embargo, España tiene campeones del mundo y compite a nivel internacional, especialmente en las competiciones de motos de agua.
Esta semana, precisamente, se celebra una de las pruebas más importantes del calendario, la Basque Country Cup, que durante tres días reunirá a los mejores especialistas en la costa vizcaína y guipuzcoana y que será también puntuable para el Campeonato de España de motos de agua.
El presidente de la RFEM, José Miguel Martínez Castejón, repasa en ESTADIO Deportivo la situación de una federación y unos deportes que muchos ven sólo desde el punto de vista recreativo, pero que también tienen su parte competitiva.
- Las motos son las mismas que se utilizan como ocio en el mar y se usan para competir. Lógicamente, no está tan desarrollado como el automovilismo y el motociclismo, pero está en la misma línea. Se compite con barcos, con motos de agua, con flyboard, radiocontrol... que es un poco de ocio. Lo último que ha entrado, en Puerto Banús, una competición en junio, la E-1, que es el mismo que la F1 eléctrica, pero en el mar. Alejandro Agag compró los derechos y falta muchísimo por desarrollar. Las imágenes que se ven no son reflejo de la competición. En sí, no deja de ser un reflejo de los vehículos de ocio que hay y que pasan a ser de competición.
- Es todo comparativo. Habría que preguntar cuántos vehículos -coches y motos- hay en España y cuántos hay en competición. El porcentaje va en la misma línea. En España hay muy pocos competidores y gran parte de los que lo hacen son gente que viene de Francia. Aquí no hay mucha competición en el mar. Primero, porque no es un deporte muy conocido y, segundo, porque el coste económico es alto. Para iniciarse en motociclismo, por ejemplo, te compras una moto para niños y por 500 euros tienes una con preparación y todo; en automovilismo, un kart, igual... Sí es cierto que, conforme vas evolucionando los costes económicos se disparan, tanto en automovilismo como en motociclismo. En cambio, los nuestros son más estables. No hay tanto desarrollo del producto, pero sí que iniciarte es caro proporcionalmente comparado con otros deportes del motor. Cuesta más meterse en este deporte y no es tan conocido.
La evolución, de hecho, suele ser familiar. Si a un padre está metido en este deporte y le gusta, es muy factible que su hijo o un familiar suyo, en el futuro, también compita. Quizá nos vamos suministrando mucho de ahí. También, a nivel comercial, las empresas que trabajamos en las motos acuáticas, intentamos meter a clientes y amigos en la competición. Es un deporte bastante familiar. Por ejemplo, de los dos pilotos que han estado en el Mundial, el campeón del mundo en 2021, su padre compitió también en moto acuática. No es fácil meter a gente en este deporte si lo comparamos con el motociclismo o el automovilismo. Lo que más hay en España es navegación de recreo.
- No es fácil competir a nivel internacional, es muy complicado. Cuando tenemos un piloto puntero, tienen que coincidir muchas cosas para lograr que compita a nivel internacional, porque es muy caro. Ayudas en cuanto a patrocinios es imposible. En el Mundial, en 2024, vamos a Vietnam, Cerdeña, Albania e Indonesia al final de año. En 2025 esperemos que entre Ibiza. Sólo van dos pilotos al Mundial. Y esos tienen que ser de altísima calidad, lo que no es fácil con una parrilla tan corta. Pese a ello, durante varios años hemos tenido uno de los mejores del mundo.
En motonáutica hay dos modalidades de competición. Una en la que vas sentado y en otra que vas de pie. Ésta última se comercializa muy poco y también hay muy poco en competición. Pero ahí hemos tenido uno de los mejores pilotos de los últimos años, Nacho Armilla, catalán y maño, campeón del mundo junior, campeón mundial en 2021 y subcampeón varias veces. Este año se ha retirado y es manager de un equipo de F4 de automovilismo en Cataluña. Ahora mismo tenemos esa plaza vacante y es imposible de cubrir por el coste económico de esa categoría. Con una moto te puedes gastar 60.000 o 70.000 euros al año porque son prototipos, tienen una motorización muy potente, un casco que sólo se hace en Estados Unidos, necesitas un ingeniero para la electrónica... No es fácil, pero su padre podía y ha tirado.
El segundo piloto, que es Alejandro Molina, igual. Ha estado compitiendo en el equipo de mi empresa, que asumimos el equipo del Mundial. Sí ha sido factible porque comercialmente hemos podido y hemos elegido al piloto. Solemos tener dos o tres pilotos. Se retiró el pasado año siendo subcampeón del mundo en Slalom y sexto en el Mundial, que es un grandísimo logro. Tiene un nivel altísimo, pero se ha retirado. Este año se sustituye y entra un nuevo piloto que lleva tres años corriendo con nosotros en categorías inferiores, el murciano Rubén Jiménez, que pasa a coger la moto del Mundial. Se mantiene porque ahora, en este caso, nuestra empresa tira del equipo. Si no, tendríamos un piloto preparado, pero no podría, económicamente, competir en el Mundial. Tienen que coincidir las dos partes: tener un piloto con nivel y tener él el nivel económico o una empresa que ponga la moto. Hemos decidido apostar internacionalmente por este deporte y, si nosotros fallamos, difícilmente seguirá un piloto a nivel internacional.
- Si lo comparas con Francia, en el Mundial suele haber 10-12 pilotos, pero allí la competición es mucho más fuerte que la nuestra. Allí, ellos tienen lagos interiores donde pueden navegar y, en España, no tenemos agua interior en la que se pueda competir. Incluso en los mares es difícil que nos autoricen montar un circuito para poder entrenar. De hecho, no tenemos nada autorizado. Hace poco pedimos una autorización en Nerja para montar un circuito permanente y no nos han autorizado. Lo que hacemos es montar 15 boyas, entrenamos y las desmontamos. En Murcia, que es donde tenemos el equipo, vamos casi de tapados, temprano, montamos cinco boyas, entrenamos y nos retiramos. Así es difícil formar un equipo para el Mundial.
- En este país hay mucha demagogia. Nosotros, el concepto medioambiental lo tenemos todo asumido. Todos los elementos de motorización cada vez son más verdes, más respetuosos con el medio ambiente; la competición, también. Y la Asociación del Deporte que cataloga en este aspecto confirma que se cumplen los parámetros de que la prueba es respetuosa con el medio ambiente. Pero el populismo se impone a la lógica. Aquí pensamos que todo el que tiene un barco es un señorito, pero en realidad no es un hobby carísimo ni de señoritos.
En el Mar Menor no hay nadie más respetuoso en el mar que la navegación de recreo y es la más monitorizada del mundo. A nivel de agua, no hay ni un informe que acuse a la navegación de motor de nada. En el prólogo del Real Decreto se confirma que la navegación a recreo no es causante de ninguno de los males del Mar Menor, pero te tienes que regular y esa regulación te lleva a que no hayamos hecho competiciones durante ocho años. Tengo una reunión con el secretario de Medio Ambiente con respecto a la navegación en el Mar Menor y nos dice que no nos puede negar los permisos, porque sabe que no perjudicamos, pero nos avisa que vamos a tener una manifestación y nos van a acusar. No son justos con la navegación y tenemos que sufrir esas consecuencias. Si ya de por sí te critican cuando estás navegando de forma normal... La suciedad del mar siempre viene del exterior, pero eso no se ve ni se entiende y la crítica es para los que disfrutamos del mar. Es muy complicado desarrollar este deporte de forma normal.
Imagínate que el piloto catalán que este año no va a competir tenía que ir a Francia y entrenaba en el agua interior, algo que hay mucho en Francia, pero aquí no aparece ese concepto de lago. Cuando hay un pantano parece que vayas a contaminar o a romper el agua cuando estás navegando. Y no consigues forma de entrenar. Sólo hay un lugar en España para hacerlo, en Arcos de Frontera, pero sólo puedes competir con limitaciones.
- Dependemos mucho de fabricación, de qué moto se fabrica y la amoldamos a la competición. Una compañía canadiense que fabrica motos hizo hace unos años una moto de plástico neumática, que pesaba poco, que se colocaba en la popa de un barco y servía de auxiliar. Empezó costando 7.000 y era muy básica y sencilla. Abrimos una categoría con esta moto sin preparación, que se llama GP4, y es una base perfecta. El campeón del mundo de categoría del año pasado es español, Alex Palau, de Ibiza; ya está en nuestro equipo. Este año ha pasado de GP4 a GP2, con la moto de Rubén Jiménez, y éste, ha pasado a GP1. Van escalando. Puedes escalar en un equipo, pero es que no hay alternativas, porque no se apuesta a nivel empresarial por este deporte y no hay equipos donde elegir. En España es el país con más equipos de motociclismo a nivel mundial, todos tienen equipo B en el Europeo y en el campeonato de España. Eso no existe en motonáutica y va a ser muy difícil que exista.
Y en Francia existe, no porque haya empresas particularmente, sino porque el nivel económico es más alto y por la facilidad de entrenar en lagos; y se ha desarrollado más. Si no puedes acceder al mar es muy difícil que se desarrolle.
- Hemos evolucionado en base al mercado. Cuando empezó la Motonáutica era sólo de barcos, las motos de agua entran en el 87 y, comercialmente, en Europa, en el 93. En cuanto aparece se come a la competición de barcos. Actualmente, en España, el 90% es de moto acuática y la representación internacional de España sólo es moto acuática. Cuando compites a nivel internacional es gracias al apoyo del CSD y por la empresa privada nuestra. En otros países no tienen ese apoyo. Para eso tienes que cumplir unos requisitos. Tiene que haber un mínimo de 25 países y en barco, por desgracia, no hay 25 y no hay ayuda económica para barcos en España y casi ni licencias, seis o siete en cada clase, lo no es representativo. No tenemos dinero para financiar esas competiciones. Y, por eso, donde inyectamos dinero es en moto acuática, ya que los barcos tienen poca ayuda. Así, se ha desarrollado más la moto acuática, aunque no es fácil ni una ni otra porque se parte de un presupuesto muy bajo por parte del CSD y de nosotros. Estiramos bastante el presupuesto y, a partir de ahí, hemos ido creciendo conforme crecía el mercado de la moto acuática. Conforme ha crecido, hemos crecido en competiciones.
Cuando competimos en 2002-2003, época de patrocinio de Beefeater, era mucho más económico competir, la moto tenía menos potencia y entonces pagaba el 14 % de impuestos y ahora, el 37 %. Hemos evolucionado, pero hemos reducido las inscripciones. Después del patrocinio de Beefeater hubo un bajón y ya nos estabilizamos en unas 100 licencias para el Campeonato de España y nos mantenemos. Solemos tener mucha imaginación para avanzar, uniendo categorías, que compitan unos en otras, modalidades agrupadas en un fin de semana... inventando siempre algo nuevo para buscar nuevos pilotos.
- Creo que me toca. Yo soy presidente porque la Federación estaba muy mal a nivel económico, yo dirigía todas las carreras, empecé a buscar presidentes y, al final, me quedé yo. Lo que hacemos, lo decidimos por unanimidad entre todos y, por eso, digo que creo que me toca. No es un puesto jugoso, pues igual que hay federaciones que son muy golosas, en las pequeñas ni cobramos y suele costarnos bastante dinero. Mis gastos, cuando viajo, los asume la federación, pero pierdes jornadas laborales, gastos que no tendrías en casa, etc. Aquí somos un equipo en el que todos trabajamos. Si vas a una competición, ves al presidente montando boyas, a otro de juez... el protocolo de nuestras federaciones es de currar. Necesitamos renovación. Hemos tratado de meter más gente, pero es difícil. En la nuestra sólo hay trabajo, pero la gente es recelosa de ponerse en la parte de delante.
Ya contar con gente para que colabore a organizar carreras no es sencillo. En vela, que sólo en Murcia hay 70 clubes, tienes jueces de todo, pero en motonáutica hay muy pocas competiciones. A nivel regional hay muy poco: el campeonato andaluz, el gallego de regularidad, el catalán en categorías pequeñas... es más difícil promocionar. Al campeonato de España llegan competidores sin experiencia, que tienes que trabajar en los entrenamientos y tienes que controlar, porque compiten con gente con más nivel. Es difícil así sacar gente de abajo, sacar jueces, directivos, etc. Y los que estamos dentro estamos deseando de que entren.