El Gran Premio de Las Vegas de Fórmula 1 dejó muchas cosas, por encima de todo la certificación del título de Max Verstappen, el cuarto de su carrera, pero más allá de la puerta a la historia del neerlandés, por detrás hubo muchas cosas más pequeñas pero que despertaron mucho interés. Y quizá la que más llego con la pelea entre los Ferraris, en la que Carlos Sainz y Charles Leclerc no solo se enzarzaron en la pista por la tercera plaza, si no que por radio también saltaron chispas entre los dos. El hecho de que sean los últimos grandes premios del español hace que ahora se esté tomando con más 'laxitud' el hecho de las órdenes de equipo, y sobre todo, le está funcionando para ayudar a la escuadra a luchar por el mundial de escuderías.
Y es que el final de temporada del madrileño está siendo muy bueno, especialmente con la victoria en México, pero el podio de Las Vegas también le vino bien para quitarse la espina de Interlagos, donde falló. Sin embargo, los tambores de guerra en Manarello están opacando todas las actuaciones, hasta el punto de que ha tenido que salir al paso de las acusaciones y confirmar que pese a que parece de cara a la galería que son acérrimos rivales, realmente la relación entre el monegasco y él es buena.
"Es uno de esos chicos que sé que en el futuro, cuando no esté en la Fórmula 1, miraré atrás y diré que 'me alegro de haberlo conocido, de haberme entrenado con él y de poder tener muchos buenos recuerdos con él. En estos cuatro años en Ferrari he disfrutado de cada momento con él, incluso los más difíciles".
El madrileño ha dejado claro que ellos se llevan muy bien fuera de la pista, pero hay una cosa clara en el 'gran circo' y es que el primer rival es el compañero de equipo, y como tal, a veces la relación profesional vive momentos complicados, porque aunque ambos quieran lo mejor para el equipo, sobre todo lo que buscan es conseguir lo mejor para sí mismos. "Siempre vamos a tener algunos problemas en la pista porque, si él fuera P1 y yo P8 o viceversa nunca tendríamos problemas pero desafortunadamente, o digamos afortunadamente para el equipo, siempre estamos en el mismo punto en la pista y tenemos nuestros pequeños problemas aquí y allá".
Pero pese a todo y tras la tensión vista en la ciudad del pecado, ya está todo solucionado y en Qatar la situación va a volver a ser de respeto y camaradería, al menos hasta que salten a la pista. "Hemos aprendido que se cometieron errores en todos lados y sí, tuvimos nuestras conversaciones, discusiones internas, y logramos hacer un buen trabajo para concluir y pasar página, lo que creo que siempre es importante".