Los Juegos Olímpicos son la competición más exigente y prestigiosa del mundo. Y esto se demostró este domingo 4 de agosto con la final de una de las pruebas más seguidas a nivel mundial. Los 100 metros lisos son el plato fuerte del atletismo, que durante años llevaba el nombre inscrito de Usain Bolt. En esta edición de París 2024 ha tenido lugar la final más igualada de la historia. Tras tener que acudir a la Foto finish, Noah Lyles se proclamó campeón olímpico.
El estadounidense logró hacerse con el oro olímpico y convertirse en el hombre más rápido del mundo por 5 milésimas de segundo. Con un crono de 9.79 segundos. El segundo clasificado, que también firmó un tiempo de 9.79, fue el jamaicano Kishane Thompson. La final no estuvo exenta de polémica, ya que en la foto finish se ve el pie de Thompson por delante. Sin embargo, en la imagen decisiva se ve que el estadounidense lo supera con el pecho, la parte del cuerpo que verdaderamente determina quién gana una carrera.
La medalla de bronce fue para el estadounidense Fred Kerley con una marca de 9.81 segundos, pero estuvieron todos los deportistas muy igualados, con una toma en la que se veía a los participantes casi en una línea recta. Los principales atletas con opciones al podio vivieron momentos de tensión después de que cruzaran la línea de meta y no salieran los resultados, ya que no sabían quién había ganado. Además, la clasificación se hizo esperar, ya que hubo que confirmar bien al ganador por hacer marcas tan ajustadas. El jamaicano creyó que el oro era suyo, por lo que cuando finalmente comprobó que él se quedaba con la plata, se vio la sorpresa y la desilusión en su cara.
Mientras tanto, Lyles enloqueció de felicidad. Se arrancó el dorsal con su nombre y lo mostró a las gradas, después fue a celebrarlo con su familia. Posteriormente, el atleta estadounidense habló de sus emociones tras conseguir el oro olímpico: “La espera de la fotofinish fue un momento de locura. Pensé que Kishane lo tenía."
También reconoció la competición de los Juegos Olímpicos, mencionándola como la más importante: "No he ganado contra unos rivales lentos, lo he hecho contra lo mejor de lo mejor, en el mayor escenario y con la mayor presión. Todos salimos sabiendo que podíamos ganar. Esa es la mentalidad que tenemos que tener". De esta forma, Lyles devuelve a Estados Unidos al trono de la velocidad, después de 20 años sin lograrlo. Además, lo consigue en el año de su debut en los Juegos Olímpicos.