Reducida a eslogan, la rueda de prensa de Torrecilla analizando el segundo tercio de la Liga, podría quedar en un
´Sensaciones, no victorias´. Para
evitar hacer autocrítica, y reconocer que
los números de Víctor Sánchez del Amo son
tan pobres y preocupantes como los de Poyet, el director deportivo ha recurrido a las buenas sensaciones que transmite un equipo que ha ganado uno de los diez últimos partidos y que está
a 11 puntos de la novena plaza marcada como objetivo. El argumento elegido no ha podido ser más desafortunado en la temporada en la que
Haro y Catalán han ´vendido´ a los béticos
´Hechos, no palabras´, lema que Torrecilla ha alejado definitivamente de la realidad para llevarlo a la dimensión sensorial que a él más le conviene.
Torrecilla ha calificado de
"muy positivo" el segundo tercio de la Liga, pese a
la eliminación en Copa ante el Depor y a pesar de que
el Betis es 14º y sólo ha sumado 17 puntos en 16 partidos tras la destitución de Poyet. Ha confirmado que el club va "a muerte" con el actual entrenador y que Víctor,
porque tiene contrato y porque se tiene fe ciega en él, dirigirá el proyecto de la próxima temporada. Y entiende que algunos fichajes "han aumentado considerablemente su rendimiento" en el segundo tercio, citando a
Brasanac, Jonas, Mandi, Sanabria y Durmisi, aunque realmente sólo este último mantiene continuidad en un excelente rendimiento.
Resulta evidente que
las buenas sensaciones que Torrecilla percibe
no coinciden lo más mínimo con las de cualquier aficionado bético, básicamente porque
no han servido para ganar partidos. El bético percibe a un equipo que no es fiable, que es incapaz de competir noventa minutos al máximo nivel para no caer eliminado en Copa, para ganar
un derbi diez años después en su estadio o para no hacer un histórico ridículo en
Granada.
Plantar cara al Barça y al Madrid, sin haber derrotado a ninguno de los dos, es lo mínimo que se le debe exigir a un equipo que sigue sin estar a la altura de su afición.
El bético tiene la sensación de temor en cada córner en contra, por la inseguridad que transmiten los centrales. La sensación de que el entrenador no lee bien los partidos y que debe ganarse aún una continuidad que Torrecilla da por asegurada. El bético tiene la sensación de que el Betis se ha vuelto a reforzar dejando importantes carencias por cubrir y que
sólo Durmisi -Pardo y Sanabria en los últimos partidos-
está al nivel de un equipo que sigue dependiendo de Adán, Ceballos y Rubén Castro.
Por desgracia, y
Torrecilla es tan responsable directo de ello como quienes gobiernan el club, las sensaciones que tienen los béticos apuntan al desencanto, al hartazgo y, tras escuchar al director deportivo, a que le están tomando el pelo. Un año más, sienten que el proyecto con el que han intentado ilusionarle no funciona, que va camino de otro estrepitoso
fracaso con nuevo eslogan: ´Sensaciones, no victorias´.