Antonio José Medina5 min lecturaAunque aún le quedan muchas dudas por resolverse, el director deportivo del Sevilla, Monchi, empieza a ver un rayo de luz para poder empezar a ponerle piedras al proyecto del futuro plantel. Los últimos resultados han alejado al equipo de Nervión del descenso y ese era el primer hándicap que había que superar.
"Estoy yo como para pensar en la plantilla del próximo año", decía Monchi hace tan sólo un mes, el 22 de marzo, en la presentación de José Luis Mendilibar. Entonces, el Sevilla estaba a dos puntos del descenso y venía de caer y dar una pésima imagen en Getafe. Ahora, está en semifinales de la Europa League, lo que le mantiene con opciones de Champions para la próxima temporada, y siete puntos, más el 'average' por encima del descenso. No puede planificar para jugar en Europa pero sí empezar a hacerlo teniendo en cuenta de que seguiría en Primera el próximo año.
Y la primera piedra la tiene clara. La defensa ha sido la que más quebraderos le ha dado en la presente temporada. Primero, por todo lo vivido en verano con la salida de Koundé y el fichaje del segundo central (Marcao llegó relativamente pronto). Segundo, por la propia lesión de Marcao, que ha estado casi inédito todo el año y que se une a las que ha tenido Rekik y Fernando, quien a veces tenía que echar una mano en esa parcela. Y luego, a la falta de adaptación de un Nianzou que ha pagado los dos años casi en blanco en el Bayern Múnich.
Loïc Badé llegó en enero para solventar parcialmente la situación y se ha hecho el dueño y señor del centro de la defensa. Para colmo, lleva dos goles en los dos últimos partidos, claves para que el Sevilla superara a un rival directo como el Valencia y para que consolidase su triunfo ante el Manchester United. Por si fuera poco, el central francés, que está cedido por el Rennes, cuesta menos que lo que en verano hubo que pagar por Marcao o Nianzou, y mucho menos que lo que pedían por el gran objetivo de final del pasado mercado estival, el danés Victor Nelsson.
El valor de mercado de Badé es de 10 millones de euros. Al Sevilla le costaría 12 -es la opción de compra que tiene-, pero ya ha decidido hacerla efectiva dada la trascendencia que el jugador tiene en el equipo y las grandes posibilidades que tiene de revalorización a sus 23 años. Pese a todo, pagaría cinco kilos menos que los que el Rennes pagó por él hace dos años. Entonces, abonó 17 millones al Lens por un central al que Monchi ya le tenía echado el ojo, pero se le escapaba de precio para no ser titular (entonces lo eran Diego Carlos y Koundé).
Con él, con Gattoni y con Marcao "con la cabeza limpia", como dice Mendilibar, ya tiene la base de la defensa hecha. Y tanto Rekik como Nianzou tienen contrato en vigor. Pese a todo, podría haber más novedades en esa demarcación, pero al menos la primera piedra sobre la que asentar el equipo ya estaría segura. Y, como ha quedado demostrado este año, es una piedra fundamental.