Álvaro Palomo4 min lecturaDesde hace un tiempo, Víctor Orta rastrea el mercado en busca de un pivote como prioridad dentro de la planificación para la temporada próxima una vez que Fernando Reges se marchó en enero y solo quedará en plantilla la opción de Gudelj tanto en cuanto, salvo giro inesperado, el Sevilla no ejecutará las opciones de compra de Soumaré y de Agoumé.
Y es que el margen de maniobra económico de la dirección deportiva resulta muy limitado para reforzar esta posición, pues, salvo excepciones para cubrir la vacante dejada por un traspaso importante, el club no tiene previsto gastarse más de cuatro millones en ningún fichaje, por lo que Orta está muy pendiente de los agentes libres en esta posición. Por ello, entre los preferidos se encuentra Mady Camara, pivote guineano que termina contrato en Olympiacos el 30 de junio y por el que ya preguntó el Sevilla en el pasado mercado invernal.
El futbolista, que ha dejado claro que no va a renovar, ya filtró como recogió ED que el Sevilla había mostrado interés, mientras que desde Grecia apuntaban a esta redacción que los nervionenses se encontraban bien posicionados. El problema, en un principio, residía en las elevadas pretensiones de Camara en los primeros contactos con el club sevillista, pues exigía una ficha de dos millones netos por temporada más una prima de fichaje que se eleva a los tres millones de euros, cifras prohibitivas para los de Eduardo Dato, que quieren rebajar sensiblemente su masa salarial.
No obstante, desde que se conocieron estas pretensiones, la situación del africano ha cambiado radicalmente, pues desde finales de enero el futbolista está castigado por el club como medida de presión para renovar y lleva apartado del equipo desde el 21 de enero, en el que disputó su último partido, entrenándose con el segundo equipo.
Una situación con la que ya se encontró José Luis Mendilibar cuando llegó a El Pireo y que no ha cambiado en absoluto con él al mando, que ha acatado las órdenes llegadas desde arriba y ha prescindido sin problemas de Camara, lo que el equipo no ha acusado en absoluto como demuestra su remontada en la liga y su clasificación para la semifinal de la Conference League.
En este sentido, este ostracismo lo ha apartado del escaparate y, por ende, le limita a la hora de sus pretensiones económicas, tanto en cuanto llegará a su nuevo equipo tras seis meses en el dique seco, a lo que ha contribuido Mendillibar desde que aterrizó en Olympiacos.
Además, más allá de que no haya contado con él por motivos ajenos a decisiones tácticas, el de Zaldibar puede ejercer de faro a Mady Camara tras su reciente etapa en el Sevilla y recomendarle que dé el salto al Ramón Sánchez Pizjuán, y más después de sus últimas palabras amables para el club nervionense, al que agradeció la oportunidad que le había dado. Ahora tiene en su mano devolverle el 'favor'.