Aitor Torvisco11 min lectura
R. Sociedad
Finalizado2 - 1Sevilla
M. Dmitrović3' (p.p.)
Umar Sadiq22' Y. En-Nesyri 60' La Real Sociedad no necesitó demasiado brillo para derrotar al Sevilla FC (2-1) en Anoeta, en un duelo con una primera parte de color local y una segunda en la que despertaron los visitantes, que dinamitaron sus opciones de lograr la igualada tras sendas expulsiones con roja directa de Sergio Ramos y Jesús Navas. Diego Alonso sigue sin ganar en LaLiga, sumó su primera derrota tras cuatro empates seguidos en el campeonato nacional y sigue viendo su futuro bastante oscuro.
Así jugaron, uno a uno, los futbolistas del Sevilla FC en el partido ante la Real Sociedad de la jornada 14 de LaLiga EA Sports.
Se come los dos goles. Señalado en 2', con un mal despeje y al comerse una falta escorada lanzada a 'su palo', está consiguiendo que se eche de menos a Nyland (qué decir ya de la añoranza de Bono), que era su teórico suplente. El 2-0, un zapatazo de Sadiq desde más de 30 metros, le pilló adelantado y descolocado, así que se lo volvió a 'tragar'. Salvo un flojo pero franco cabezazo del nigeriano con 2-1, ante sendos disparos rasos de Kubo y a una falta de Brais, pero sus dos errores marcaron el partido.
Este Sevilla FC sufre mucho en las transiciones y le cuesta demasiado recuperar, así que, poco a poco, los laterales se acaban anclando atrás. Sin rienda para percutir y hacer llover centros, el capitán pasaba desapercibido, corriendo siempre hacia atrás. Con todo, la primera clara de su equipo fue un centro con la zurda que se fue cerrando y obligó a Remiro a desviar a córner. Hizo algo impropio de él, al ser expulsado por roja directa por protestar y dejó a su equipo con 9.
Intentó serenar a la defensa tras un inicio desastroso y se mostró efectivo al cruce. Salvó en la reanudación, frenando una internada de Sadiq, y creó peligro a balón parado; pero en el 72' tuvo que pedir el cambio por lesión, dejando su sitio a Nianzou.
Volvía al once tras perderse los duelos ante Celta, Arsenal y Betis. Paró corazones con un arriesgado regate a Kubo en el área, justo después de un indecisión con Dmitrovic en la que nació el 1-0. Siempre inquieta cuando le buscan en las acciones a balón parado, pero aunque impone su jerarquía y sabe cómo hablar a sus compañeros en los momentos de dudas, atrás se metió en varios líos. En el 84', justo después de ver una amonestación, regaló un balón al japonés que pudo costar la sentencia si el realista no hubiese definido tan mal. Y en el 86', en dos minutos fatídicos, vio la segunda amarilla por una brutal entrada sobre Brais que, vía VAR, se convirtió en roja directa.
Pese a ser un jugador de clara vocación ofensiva, su primera internada reseñable por la izquierda fue en el 52', con un centro buscando a En-Nesyri que se quedó Remiro. El segundo, con el mismo destinatario, fue el de la asistencia del 2-1, y tras esos dos vinieron varios más. La segunda parte permitió ganar metros y eso lo agradecieron los laterales para, por fin, poder ser profundos. Cuando mejor estaba, se dio un costalazo espeluznante tras desequilibrarse en el aire durante un salto con Kubo.
De la omnipresencia a la invisibilidad. El 'Pulpo' se ha quedado sin tentáculos. No está. No hay más análisis. No se encuentra, no se ubica y llega tarde o mal. No organiza, desorganiza. Sadiq le regatea casi sin querer. Pese a ello, duró 89' en el campo mejorando ligeramente en la segunda mitad como único '5'. Su cambio de rol permitió que Rakitic y Óliver entrasen en juego varios metros por delante y, poco a poco, el Sevilla FC ganó orden y fluidez.
Cuando ha jugado casi de pivote único se le ve mucho más suelto, le sale todo más natural en esa labor de incrustrarse entre los centrales para ayudarles a cerrar o para recoger el balón e iniciar la jugada. Al lado de Fernando jugó su peor partido como sevillista (señalado también en el 2-0) y quizás por ello fue él y no el brasileño el sustituido al descanso para dar entrada a Óliver Torres y cambiar el plan.
Le marca la acción en el 2' que le pilla aún en frío, sin intensidad. La pierde cerca de su área ante Mikel Merino, le hace falta y ahí nace el 0-1. Imanol tejió una estrategia para no dejarle correr y ni siquiera girarse. Le encimaban mucho y le frenaban con faltas tácticas antes de que explotase su zancada. Sólo la sacó a relucir en el 63', cuando profundizó por la derecha, se la cambió de pie para dejar atrás a Ahien y soltó un latigazo con la zurda que se fue ligeramente por encima del larguero. Poco después dejó su sitio a Januzaj.
Sus centros a balón parado rematados por Ramos y Badé fueron la única vía de peligro del Sevilla FC en la primera mitad, pero también fue casi su única aportación. En la segunda mitad entró algo más en juego y casi nunca falla un pase, pero a pasitos cortos no le daba para imponerse al talentoso centro del campo de la Real Sociedad (a buen seguro 'Top 3' de esta Liga).
Del argentino se podría decir lo mismo que de Lukébakio o de los laterales. No podía recibir con espacios o lo hacía demasiado lejos de la zona de peligro, le frenaban cuando conseguía salir del primer obstáculo y casi no conseguía ni encarar. Su primera gran internada llegó ya en el 66', con una incisiva conducción en diagonal y un buen pase atrás para En-Nesyri, que hizo temblar la madera.
Más allá de su innegable voluntad y sus buenos pero inservibles desmarques, durante la primera hora de juego la cámara sólo le enfocó en un encendido pique que tuvo con Hamari Traoré, con varios empujones. Aislado y desasistido, era una isla inoperante por deméritos propios y ajenos. La única vía posible son sus potentes saltos verticales: así llegó el 2-1, con fortuna tras rebotar en Le Normand y cambiarle la trayectoria a Remiro. Luego se animó, estrelló un zapatazo en el larguero.
Su plan tenía lógica, pero no funcionó. Ocho partidos después de su llegada, el equipo defiende y ataca igual de mal y sólo vive de pequeños arreones de orgullo en las segundas partes y siempre después de que le hayan pintado la cara. El plan era cerrarse bien por dentro y ser más sólido con un doble pivote Fernando-Soumaré y Rakitic unos metros por delante, para recuperar y llevar el balón desde fuera para la explosión de Ocampos, Lukébakio y En-Nesyri. Imanol Alguacil lo intuía y preparó una presión alta muy pegajosa, con orden de no dejar girarse a los extremos y de frenarles con faltas tácticas antes de que pudiesen romper a correr. Eso sin balón, con la pelota en su poder, la superioridad local era aún más manifiesta: si Brais Méndez, Mikel Merino, Zubimendi, Kubo y 'Berrene' se asociaban, el Sevilla FC ni la olía.
El extremeño es un jugador de luces y sombras. Hoy, a diferencia del resto de sus compañeros, tocó luz. Iluminó un camino sombrío, comenzó a dibujar líneas de pase, hizo que el Sevilla FC tocase más adelante y saliese de la cueva. Se asoció, atrajo rivales generando por fin profundidad por fuera y lo intentó con un disparo alto desde la frontal. No le se puede pedir más.
Un balón que se dejó atrás en un pase que le dejaba solo en el área fue su acción más reseñable en Anoeta. El belga jugó en la que fue su casa su tercer partido con el Sevilla FC en esta temporada, el segundo en LaLiga tras jugar 25' ante el Almería en septiembre y otros 27' ante el Quintanar en Copa.
Primeros minutos en LaLiga para el francés tras la lesión de su compatriota Badé. Había tenido minutos ante el Arsenal y fue titular en Copa.
Salió ya en el 91', en un Sevilla con 9.
El argentino, que ni siquiera tuvo titularidad en Copa y se conformó con 27' en tierras manchegas, no jugaba en LaLiga desde la primera jornada. Salió ya en el 91', en un Sevilla con 9.