Bryan Gil llegó a Barbate con dos años de edad, allí pasó toda su infancia siempre con un balón bajo el brazo. De hecho, sus padres llevaron durante un tiempo el bar de la escuela de fútbol de Barbate. "Yo estaba todo el día allí, con mis padres, y yo en el campo de fútbol con los mayores, o con mis amigos, siempre dando la lata", recuerda Bryan Gil.
De familia humilde, Bryan Gil no olvida sus orígenes, y en ella tiene un sitio muy especial Manolo Quintero, el director de la escuela de fútbol de Barbate. "Era una época en la estábamos mal económicamente, él siempre ha hecho todo el esfuerzo para que mis padres estuviesen bien y que yo pudiera venir al Sevilla, de hecho ha habido veces que hasta nos ha ayudado económicamente para que yo pudiera venir a Sevilla, parte de los valores que tenemos mi familia y yo en cuanto a fútbol nos lo ha inculcado él", reconoció Gil, quien lo señala como una figura clave en su crecimiento: "Ha sido clave para mi crecimiento, siempre me ha apoyado y a mis padres los ha ayudado mucho".
"Al final esos momentos también te motivan para esforzarte día a día y saber de dónde vienes", insistía el barbateño, que recordó también anécdota por la que estuvo a punto de no hacer su primera comunión: "Nos estábamos jugando el ascenso, íbamos a jugar la ida de Jerez y yo le digo a mis padres el viernes que no hago la comunión, que yo voy a jugar, y me tuvo hasta que llamar Quintero para decirme que estuviera tranquilo, que hiciera la comunión, que no me preocupara y que jugaría en la vuelta".
Todo eso vivido hasta su explosión con el primer equipo del Sevilla Fútbol Club le ha hecho seguir siendo humilde, de hecho, él mismo ha admitido que, pese a todo, el dinero no lo es todo: "Da igual si gano más o menos, que a mis padres no les falte de nada es lo primero. Siempre se lo he dicho a mi agente, que quiero jugar siempre, da igual dónde, si es en el Sevilla muchísimo mejor, cuando te sientes importante es cuando juegas. En la elite todo el mundo tiene talento, pero la confianza es lo que te da el punto extra".
Porque Bryan Gil es pura espontaneidad, de esos extremos verticales de los que cada vez hay menos y a los que le gusta improvisar y dejarse llevar sobre el campo, porque lo contrario no le ha funcionado: "No me gusta ver vídeos del rival. Contra PSV en casa, hablando con el analista, me dijo que podía encarar al lateral derecho, que tenía facilidad por ahí y no me fui ni una vez del lateral, y cuando acabó el partido le dije 'por favor no me enseñes más imágenes de los laterales'. No me gusta ver cómo defienden porque creo que te condiciona. Cuando lo he estudiado nunca me ha ido bien porque vas pensando que tienes que hacer eso, a mí no me ha ayudado".