"Hicimos un esfuerzo enorme, porque el partido era complicado. Ganar era muy importante. Significaba mucho, porque la situación es incómoda. El equipo ha tenido una marcada evolución y necesitaba consolidarla con un triunfo como éste. Es el comienzo de un crecimiento que debe modificar la realidad. Nos sirve como estadística, pero hay que mejorar aún más para los próximos encuentros, cuando debemos solidificar grupalmente la idea", apuntaba tras el encuentro ante el Getafe el entrenador del Sevilla, Jorge Sampaoli, contento con el resultado pero ambicioso e inconformista a la par, dado que ni la salvación es un hecho ni se ha conseguido nada del otro mundo después de vencer a un rival directo.
"En momentos de la segunda parte pesó la ansiedad. El rival también aprieta y el Getafe avanzó terreno; nos generó incomodidad en los últimos minutos del primer tiempo y en un segundo en que queríamos, parece, acabar pronto. El nerviosismo nuestro, de la gente… Cuando hicimos el gol, empezamos a regalar minutos y nos metimos atrás, lo que hizo crecer al rival.. Había una necesidad muy grande que se transformó en imprecisión y miedo. El rival también lo percibió y nos generó inconvenientes, sobre todo por nosotros mismos. Hicimos cambios que nos ayudaron, convertimos el segundo gol y luego llegó un 2-1 que nos complicó un poco", terminaba analizando el de Casilda, extremadamente sincero en sus apreciaciones.
Y es que queda mucho por remar: "Todo lo que venga será extremadamente complicado. No creo en la justicia de los resultados (en alusión a que Quique Sánchez Flores había asegurado que el empate habría sido más acorde a lo que aconteció sobre el terreno de juego del Ramón Sánchez-Pizjuán). El Sevilla ganó un partido en el que fue superior en muchos momentos, donde fuimos dominadores. El rival, en momentos neutros, hizo su trabajo, pero no hablo en términos de justicia, que la marca normalmente el que hace más goles. Debemos incidir en lo que hacemos bien y corregir lo que todavía hacemos mal".
Para terminar, Sampaoli habló en sala de prensa de dos nombres propios. El primero, el debutante Loïc Badé, recurriendo de nuevo a un alarde de transparencia digno de admirar en los profesionales a este nivel: "Fue un poco arriesgado meterlo, porque sólo tiene un entrenamiento de bagaje y no conoce a los compañeros, pero pensé que era el momento idóneo para que Fernando reforzara y ayudara a los compañeros en el centro del campo. No está muy trabajada esa opción, pero, con todas las dificultades, uno se aferra a una situación que desconoce. Salió bien, así que perfecto, porque tuve que recurrir a él antes de tiempo porque no hay más jugadores".
Aparte de volver a elogiar a Carlos Álvarez, que se estrenaba en casa en partido oficial y al que ve "creciendo con sus compañeros día a día", el ex seleccionador chileno y argentino se deshizo en elogios hacia Óliver Torres, asistente en el segundo tanto del Sevilla FC y uno de los mejores, de nuevo, sobre el césped nervionense: "Lo que le pedimos a Óliver e que se posicione mejor, que no corra tanto, que se separe más de los rivales… El tándem por derecha con Jesús (Navas) genera mucha superioridad. Si no fue el mejor, sí de los mejores. Nos ayudó mucho a atacar esa complicada línea de cinco del Getafe".