Al contrario de lo que suele ocurrir en la mayoría de las temporadas anteriores, los muchos cedidos que este año ha vuelto a tener el Sevilla repartidos por España y por medio mundo se han revalorizado en general y, algunos de ellos, incluso apuntan a volver y a hacerse con un puesto en la plantilla de Mendilibar. Todos, simplemente, es imposible.
Idrissi ha ganado la Liga neerlandesa con el Feyenoord y ha destacado tanto en el campeonato doméstico como en la Europa League; Rony Lopes ha vuelto por sus fueros en el Troyes y, pese a que éste ha descendido, el portugués se ha erigido como uno de los mejores extremos de la Ligue 1; a José Ángel Carmona sólo lo frenó una lesión en el Elche; Iván Romero ha destacado en el Tenerife, que también se quería quedar a Kike Salas, pese a que Ramis lo uso menos; Luismi llamó a las puertas del fútbol nacional con sus dos goles, hace ocho días, en el 'miniclásico'; Alfonso Pastor destacó en el partido de la jornada en el 'play off' de Primera RFEF (Castellón-Deportivo) y jugará la final con el equipo levantino...
Óscar Rodríguez, tal vez, esperaba jugar más de lo que lo ha hecho, pero el cambio de entrenador no le vino bien y, pese a ello, ha jugado 36 partidos y 2.000 minutos en la presente campaña. Y Thomas Delaney no jugó lo suficiente en su regreso a Alemania, pero tiene cartel en la Bundesliga, en su país y, quien sabe, también podría tener hueco en el Sevilla.
El verdadero problema le llega a Monchi con dos jugadores. Uno de ellos acabo ayer la temporada y, en un mal año, lo hizo con derrota, perdiendo la Copa de Turquía con el Basaksehir (ante el Fenerbaçe 2-0). Es, lógicamente, un Adnan Januzaj que llegó al final del mercado estival tras la lesión del Tecatito, que tiene una de las fichas más altas y tres años más de contrato. Un problema serio.
Lo único positivo del internacional belga es que ha podido jugar con relativa asiduidad. En Turquía ha sumado 17 partidos y casi 1.000 minutos entre todas las competiciones y ha anotado tres goles. Pero sólo ha sido titular con más o menos asiduidad en los dos últimos meses de competición.
El otro problema es Augustinsson, que se ha tirado casi el año en blanco y apenas ha jugado, ni en el Aston Villa ni en el Mallorca. En total, 9 partidos entre los dos y 366 minutos (130 tras su regreso a España). Y también le quedan dos años de contrato.
A ninguno de los dos será fácil de colocar y, aunque empezarán trabajando con Mendilibar, difícilmente tendrán sitio en el primer equipo. El sueco aún menos que el internacional belga.