Fernando Mateos4 min lecturaPese al empate a cero ante el Salzburgo en el Reale Arena de este pasado miércoles, la Real Sociedad tiene en su mano acabar primero de grupo en la UEFA Champions League, lo que permitiría gozar de un sorteo a priori más benévolo en unos octavos de final que ya se certificaron en la anterior jornada. A los donostiarras les bastaría con empatar en Milán ante el Inter en su último compromiso.
Pero más allá del resultado, el choque ante el conjunto austriaco dejó otras buenas noticias para Imanol Alguacil. Con la clasificación ya en el bolsillo, el técnico vasco le dio la oportunidad a algunos de sus jugadores menos habituales y estos le respondieron.
Fue el caso, por ejemplo, de Beñat Turrientes, que sustituyó a Mikel Merino en el centro del campo y respondió con una muy buena actuación. Pero uno de los grandes nombres propios de la noche fue, sin duda, el de fue Arsen Zakharyan.
El joven mediapunta, de sólo 20 años, llegó el pasado verano a San Sebastián como la gran apuesta del club txuri urdin, que abonó 13 millones de euros por su traspaso al Dinamo de Moscú. Sin embargo, transcurrido el primer tercio de la temporada, el internacional ruso no ha podido demostrar hasta ahora la calidad que atesora, mostrando pinceladas de ellas en el encuentro del Salzburgo, lo que ha ilusionado a la afición y, sobre todo, ha reconfortado a su entrenador.
Mermado también por el coronavirus, que le tuvo hasta tres partidos alejado de los terrenos de juego, Zakharyan sólo había sido titular en dos de los ocho partidos de LaLiga EA Sports en los que ha participado, además de partir también en el once en la primera eliminatoria de la Copa del Rey. En Champions, por su parte, había tenido algunos minutos en los dos últimos compromisos ante el Benfica, pero este pasado miércoles le llegó su primera gran oportunidad y respondió.
El ruso jugó su primer partido completo en lo que va de temporada y estuvo muy activo, liderando muchos de los ataques de la Real Sociedad, presionando con acierto y dando muestras de su exquisito toque de balón. Se le vio con ganas y acoplado a sus compañeros, actuando tanto de extremo zurdo en la primera parte, donde brilló más, como de interior en la segunda.
Además, el futbolista nacido en Samara rozó el gol en varias ocasiones, gozando de una oportunidad muy clara al final, con un remate de volea desde el interior del área. No le llegó ese premio, pero su actuación supone sin duda una reivindicación personal y al mismo tiempo un espaldarazo para un entrenador que va metiendo a todos sus jugadores en la buena dinámica del equipo, como ya ha demostrado también con Umar Sadiq, del que se llegó a dudar sobre su continuidad.