El encuentro entre la Real Sociedad y el Anderlecht ha pasado a la historia, y no precisamente por buenos motivos. Los ultras del conjunto belga, que ya han pedido disculpas por lo sucedido, protagonizaron gravísimos incidentes dentro del estadio del conjunto dirigido por Imanol, llegando a poner en peligro a los asistentes que estaban debajo de su zona. Estas imágenes abochornaron a toda Europa y pusieron a este tipo de grupos directamente en el punto de mira. Eso sí, hay que tener en cuenta que no fue el único evento que se produjo o, mejor dicho, se pudo haber producido en San Sebastián, ciudad que acogió este enfrentamiento, correspondiente a la UEFA Europa League.
Tal y como se ha desvelado en las últimas horas, había una pelea pactada entre los aficionados más radicales de los dos equipos. Tal y como apunta el Concejal de Seguridad del Ayuntamiento de Donostia, Martín Ibabe, la Ertzaintza tuvo que intervenir para evitar que estos seguidores se agredieran.
Gracias a que el dispositivo organizado por la policía, en colaboración con la Guardia Municipal, fue muy severo para ‘embolsar’ a los 300 ultras del Anderlecht que se desplazaron hasta la ciudad, no se produjo ningún tipo de incidente en este sentido. Interpelado por los partidos de la oposición en la Comisión de Espacio Público, el concejal ha confirmado este extremo, que evitó males mayores.
Otro de los puntos que se repasó en esta comisión fue el punto de encuentro para albergar a los seguidores de la escuadra belga, los jardines de Alderdi Eder. En este duelo, los aficionados del Anderlecht tuvieron que ser desplazados hasta el Reale Arena desde este punto, lo que provocó que numerosos comercios tuvieran que cerrar y diferentes terrazas tuvieran que ser recogidas, lo que generó una profunda indignación de muchos ciudadanos.
Desde el punto de vista de Ibabe, esta era la mejor manera de ‘embolsar’ a los ultras del Anderlecht. Además, quiso apelar a la “libre circulación de personas” que se ha establecido en la Unión Europea. Todo, con el objetivo de hacer entender que no se podía retener a un grupo concreto de aficionados en un lugar determinado durante un período largo de tiempo.