La Real Sociedad ha tenido muy mala suerte en los últimos años y ha acumulado numerosas lesiones de rodilla gravísimas. Carlos Fernández, Mikel Oyarzabal, Martín Merquelanz o Umar Sadiq han redundado en una pesadilla recurrente en Anoeta. No obstante, seguramente no hay duda alguna a la hora de señalar el más doloroso de todos esos contratiempos: el que propicio la retirada anticipada del idolatrado David Silva. Algo tendrá el 'Mago' canario cuando tiene la máxima adoración de todas las aficiones de los equipos en los que ha jugado a lo largo de su carrera. El corazón del finísimo mediapunta de Arguineguín está dividido, pero no para de demostrar que su camino y el del club 'txuri-urdin' son inseparables y lo serán para siempre.
A finales del curso pasado, Silva renovó su contrato con la Real Sociedad hasta el 30 de junio de 2024 para jugar la que todo apuntaba que sería su última temporada. Su excelso rendimiento en las tres temporadas anteriores invitaban a extender un año más una relación exitosa para todas las partes. Sin embargo, a mediados del pasado mes de julio, uno de los primeros entrenamientos de la pretemporada, el grancanario se rompió el ligamento cruzado anterior de la rodilla izquierda y el parte médico le obligaba a despedirse de toda la 23/24. Ante esta repentina tesitura, optó por renunciar a ese contrato firmado y anunció su retirada sólo una semana después de sufrir la grave dolencia.
Silva no ha podido ayudar desde el campo en el exitoso rumbo que el equipo de Imanol Alguacil lleva esta temporada, en la que es sexto en LaLiga, está en semifinales de la Copa del Rey y esta semana jugará ante el PSG la ida de los octavos de final de la Champions League. No obstante, el campeón del mundo y bicampeón de Europa con la selección española sigue sintiendo un fuerte arraigo por el equipo donostiarra. Es un incondicional aficionado más. Y no sólo él, sino también sus dos pequeños.
Así lo ha demostrado el propio David Silva en una enternecedora y entrañable imagen compartida a través de sus 'stories' de Instagram. En ella, se ve a sus dos hijos abrazados, con el mayor besando al pequeño y ambos ataviados con la camiseta de esta temporada de la Real Sociedad. Esa que su padre no ha podido lucir sobre los terrenos de juego por los crudos designios del destino, pero que sigue enfundándose de manera simbólica en cada encuentro que juegan sus compañeros y amigos. Ni que decir tiene que la fotografía ha corrido como la espuma por las redes sociales y el talentoso exfutbolista ha podido comprobar que el amor de la familia realista sigue siendo recíproco.
A Silva le quieren en todos sitios. En el Manchester City, donde jugó 10 años, es toda una leyenda histórica, hasta el punto de tener su propia estatua en las puertas del Ettihad Stadium en un homenaje permanente del club inglés para señalarle entre lo más granado de la existencia celeste. No menos cariño respira cada vez que va a Mestalla. En el Valencia CF, en el filial primero y en provechosas cesiones en SD Eibar y RC Celta de Vigo después, terminó de formarse y dejó cuatro maravillosas temporadas. Tras su retirada, el club che le invitó a un partido y saltó al césped junto a su hijo Mateo para ser aclamado por la hinchada blanquinegra.