No es muy habitual que un futbolista hable abiertamente de sus problemas mentales. Isi Palazón lo hizo el pasado mes de diciembre y marcó un antes y un después en este sentido, abordando con total naturalidad un problema que afecta a toda la sociedad, también a los deportistas de elite, que soportan una gran carga de presión.
“A nivel de exigencia interna, creo que yo mismo me metí más de la que debería. Eso me hizo no descansar del todo bien en verano y exigirme mucho más este año. Al final, cuando vas sumando una cosa y otra, no es que no avances, sino que retrocedes. Ahora estoy aprendiendo a gestionar esos momentos y cada día me encuentro mejor. Voy mejor”, ha asegurado ahora el extremo en una entrevista con Relevo.
Como él mismo ha comentado, el descanso navideño le vino bien para pasar tiempo con su familia y volver con fuerzas renovadas. Tras firmar nueve goles la pasada campaña, en la presente suma cuatro. Pero más allá de esos números, el murciano se siente satisfecho por cómo le están saliendo las cosas en su tercera temporada en Primera división.
“Por ese nivel de autoexigencia, al principio lo llevé mal porque no estaba consiguiendo ni una regularidad. Hasta que no doy el paso de contarles esta etapa anómala a mi gente de alrededor, no empezaron a salirme las cosas a nivel profesional. O sea, una cosa va enlazada con la otra... En esta segunda vuelta me voy encontrando mucho mejor. Es verdad que las estadísticas no son las mismas que el año pasado, no estoy marcando tantos goles, pero me siento importante. Me siento útil dentro del grupo. Creo que he hecho partidos muy similares, al nivel del año pasado”, explica.
En definitiva, para el futbolista del Rayo Vallecano, "hablar de salud mental es una forma de decirle a las personas que pasan por lo mismo que no están solas", por lo que insiste en darle “total naturalidad”, como cuando se tiene una lesión física. “Parece que los futbolistas no podemos decirlo, no podemos hablarlo, pero somos personas como cualquier otra”, insiste.
A sus 29 años, además, el de Cieza ha tenido una dura carrera hasta la elite en la que ha vivido más de un episodio que le hizo platearse incluso si de verdad valía para esto del fútbol, como él mismo ha confesado.
El primer ‘palo’ llegó cuando, tras una temporada, decidieron no contar con él en la cantera del Real Madrid, donde coincidió con Raúl de Tomás, Jesé, Marcos Llorente o Álvaro Morata. “Cuando me dicen en el Madrid que no cuentan conmigo, era muy joven. Yo veía más el sufrimiento de mi hermana, de mis padres, por el qué dirán... Iba por el centro del pueblo y también escuchaba comentarios que no son del todo agradables. Lo pasé peor por aquello que verdaderamente por lo deportivo”, asegura.
Pero tras una buena campaña en el Cieza, con el que debutó en Tercera siendo cadete, firmó por el Villarreal, donde estuvo tres temporadas, recibiendo luego la noticia de que tampoco entraba en los planes del club castellonense. "Cuando me echan de Villarreal fue diferente. En esa ocasión sí que el pensamiento fue más deportivo: 'Me han echado de la segunda cantera importante. A lo mejor es que verdaderamente no valgo para el fútbol de verdad’. Es lo que me importaba. Ya el qué dirán ya me importaba poco. Tenía más personalidad. Era más adulto, lógicamente. Ya pensaba más fríamente si a nivel deportivo yo iba a poder llevar esto”, recuerda.
Pero tras relanzar su carrera en la Ponferradina, le llegó la gran oportunidad de fichar por el Rayo Vallecano en enero de 2020. En Vallecas se siente querido y el pasado verano, de hecho, rechazó otras ofertas, dejando claro que valora otros aspectos más allá de lo económico. Pero Isi Palazón no se muerde la lengua y lanza una petición a la afición franjirroja tas las críticas recibidas por algunos de sus compañeros.
“Últimamente no me está gustando muchas veces algo que pasa. Lo digo abiertamente porque yo hablo sin tapujos. No me gusta cómo se trata a algunos de los compañeros nuevos que han venido al equipo, la verdad. Y lo tengo que decir. No conozco a ningún jugador que quiera salir a hacerlo mal en el campo. Ninguno. Y he tenido miles de compañeros. Y hay cosas que no ayudan dentro de un campo. Ese runrún, esos silbidos, esos mensajes destructivos...”, sentenció.