Las paradas de Emiliano Martínez y el penalti definitivo transformado por Lautaro permiten a Argentina alcanzar su sexta semifinal en un Mundial tras un partido que tuvo controlado a poco del final con un claro 0-2 y un dominio de la situación, pero que se le complicó y dos goles de Weghorst llevaron a la prórroga. La mayor ambición de los Scaloni tuvo su premio, aunque este tardará en llegar hasta el último penalti. Allí ya les esperaba Croacia, que había dado la gran sorpresa de la jornada eliminando a Brasil.
Después de la especulación sobre si De Paul se podía perder el resto del Mundial, Scaloni respondió situándolo en el centro del campo, en una posición que está resultando clave en su equipo. No fue el único cambio que realizó el exayudante del Sevilla. Y esta segunda fue más importante. Replicó el sistema 5-3-2 de su rival para cortarle las alas a las contras de Dumfries y Gakpo y, de paso, poder usar a sus dos laterales, Acuña y Molina, como estiletes en ataque.
La estrategia deparó una primera parte equilibrada, en la que las únicas llegadas claras aparecieron en los contados robos en campo contrario, cuando el rival estaba descolocado. El resto fue un querer y no poder, con una u otra defensa replegada esperando al rival y sin dejarle espacios.
Así llegó el gol de Nahuel Molina, una contra que lanzó el lateral del Atlético, capitalizó Messi y culminó ante Noppert el propio Molina tras un pase magistral de la 'Pulga'.
Ya antes, Argentina había sido la que más peligro había creado gracias a una mayor agresividad en la presión que le había permitido contar con ventaja en algunas jugadas a las que le faltó precisión en el último pase. Los Países Bajos, sin los espacios que tuvieron ante Estados Unidos, tuvieron que apelar a su poderío por arriba para hacer zozobrar a una defensa albiceleste que se mostró muy firme en todo momento, pese a su inferioridad física.
Pese a que Van Gaal trató de reaccionar con dos cambios ofensivos, Argentina no sólo no sufría sino que daba la sensación de que podía ampliar su cuenta cada vez que recuperaba el balón.
Lo pudo hacer De Paul en el minuto 69, si Mac Allister no hubiera errado en el pase. Messi estuvo a un paso de hacerlo poco después, con una falta que se le fue por muy poco. No acababa de llegar la tranquilidad, pero al fin, una jugada por banda izquierda, Dumfries barría a Acuña, lo derribaba dentro del área y el penalti correspondiente era transformado por Messi en lo que parecía la sentencia.
Y digo parecía, porque aunque quedaba todavía mucho, Argentina no sufría. Van Gaal sacaba toda su artillería para intentar el juego directo, pero no lograba ni siquiera meter un balón en el área. Todo apuntaba a un final plácido para los de Scaloni, pero una jugada aislada lo cambió. Fue un centro de aislado de Berghuis al área argentina, que Weghorst remató cruzado, al fondo de las mallas.
Esa jugada aislada puso nerviosa a la Albiceleste, que hizo lo que no había hecho en todo el partido: encerrarse. Es lo peor que podía hacer ante un rival que mandó a todas sus torres arriba y empezó a bombear balones. Berghuis metía el miedo en el cuerpo cada vez que cogía un balón. Sin embargo, no sería él el que decidiría la jugada final. Con el tiempo añadido ya cumplido y todo pendiente de una falta al borde del área, Koopmeiners sorprendió y cuando se esperaba un tiro directo, tocó para Weghorst y el delantero del Besiktas llevó el partido a la prórroga.
Ahí todo volvía a su punto de partida, a los dos equipos defendiendo sin arriesgar y a un fútbol previsible, similar al de la primera mitad, con la única diferencia que los minutos transcurridos esaban en las piernas. Argentina, que se había visto ganadora, se negó a llegar a los penaltis y dio un paso adelante en los quince últimos minutos.
No obtuvo el premio del gol, pese a que lo tuvo muy cerca, especialmente Enzo Fernández con un tiro al palo y Lautaro Martínez con un lanzamiento que Van Dijk salvó in extremis.
Ese premio no llegó en los 120 minutos, pero sí en los penaltis, en los que el 'Dibu' Martínez paró los dos primeros y aunque Enzo alargó la agonía, Lautaro se encargó de finiquitar con un último lanzamiento en el que volcó toda su rabia. Argentina, a semifinales.
Países Bajos: Andries Noppert; Jurrien Timber, Nathan Aké, Virgil Van Dijk, Denzel Dumfries; Marten De Roon (Teun Koopmeiners, m.46), Frenkie DE Jong, Daley Blind (Luuk De Jong, m.65); Steven Bergwijn (Steven Berghuis, m.46), Cody Gakpo (Noa Lang, m.113) y Memphis Depay (Wout Weghorst, m.79).
Argentina: Dibu Martínez; Nahuel Molina (Gonzalo Montiel, m.105), Cristián Romero (Germán Pezzella, m.78), Nicolás Otamendi, Lisandro Martínez (Angel Di María, m.112), Marcos Acuña (Nicolás Tagliafico, m.78); Rodrigo De Paul (Leandro Paredes, m.67), Enzo Fernández, Alexis Mac Allister; Leo Messi y Julian Álvarez (Lautaro Martínez, m.81).
Goles: 0-1 (35') Nahuel Molina; 0-2 (73') Messi, de penalti; 2-1 (83') Wout Weghorst; 2-2 (90+11') Wout Weghorst.
Penaltis: 0-0: Van Dijk, para Dibu Martínez; 0-1, Messi: gol; 0-1, Steven Berghuis, para Dibu Martínez; 0-2, Leandro Paredes, gol; 1-2, Teun Koopmeiners; 1-3, Gonzalo Montiel: gol; 2-3, Wout Weghorst; 2-3, Enzo Fernández, fuera; 3-3, Luuk De Jong gol; 3-4, Lautaro Martínez gol
Árbitro: Antonio Mateu Lahoz (ESP). Mostró tarjeta amarilla a Walter Samuel, ayudante del seleccionador Lionel Scaloni, Marcos Acuña, Cristian Romero, Lisandro Martínez, Leandro Paredes, Leo Messi, Nicolás Otamendi, Gonzalo Montiel y Germán Pezzella, de Argentina y a Jurrien Timber, Memphis Depay, Steven Berghuis y Wout Weghorst (en el banquillo), de Países Bajos. M ontiel y Acuña se perderán las semifinales por acumulación de tarjetas.