Tras salir del Espanyol de forma polémica, recibiendo las críticas de la afición perica por su silencio, Sergi Darder ha pasado página y se ha convertido ya en una pieza clave para Javier Aguirre en las filas del Mallorca, siendo titular en las tres últimas jornadas de LaLiga EA Sports. Pero al echar la vista atrás, el centrocampista no ha tenido reparos en admitir que algunos de sus momentos más duros en el plano personal los vivió como jugador blanquiazul.
Para comenzar, el catalán echó la vis a atrás para recordar sus primeros pasos en la cantera del Espanyol, al que llegó siendo un niño, en 2007, tras dar el salto desde el Manacor. “Uno, seguramente, era por el tema de salir de casa con 13 años, que hace que, aunque se porten muy bien contigo, estar solo con 13 años…”, aseguró el actual futbolista bermellón al aclarar cuáles han sido sus peores momentos.
En una charla con el ex portero Miguel Ángel Moyá en ‘El Tercer Tiempo’ de Movistar Plus+, Darder habló sin tapujos de salud mental y rememoró cómo se comportaba en esos instantes en los que su carrera deportiva era todavía un sueño por cumplir. “Es muy duro. Lloraba todos los días. Es un proceso que tienes que sacrificar un poco si quieres llegar a Primera División fuera de lo que es tu casa, en ese sentido”, explicó.
Pero tras debutar en la elite con el Málaga y pasar por el Olympique de Lyon, el mediocentro consiguió ser un referente en el equipo en el que se formó desde niño, siendo uno de sus jugadores más reconocidos en las últimas seis temporadas. Eso sí, el camino en el primer equipo blanquiazul no fue sencillo, viviendo un tobogán de emociones que tuvo sus puntos más bajos en los dos descensos sufridos en las tres últimas campañas.
Tras el sufrido en la pasada 22/23, certificado ante el Valencia en la última jornada, Darder se derrumbó sobre el campo y no pudo reprimir las lágrimas. Pero más duro si cabe fue el primero, el de la 19/20, lo que le hizo caer en un estado depresivo del que le costó salir, tal y como le ha confesado al que fuese guardameta del propio Mallorca, Valencia, Getafe, Atlético de Madrid y Real Sociedad.
“No tengo que esconderme. El año del primer descenso con el Espanyol lo pasé muy mal. Es muy duro decir ‘depresión’, porque son palabras mayores, pero sí que lo pasé muy mal. Estaba encerrado todo el día en la habitación, no quería ni ver a mi mujer ni a mis hijos… No quería hablar con nadie”, señaló el catalán.
Pero el centrocampista del Mallora logró salir de ese bache y ahora disfruta de nievo del fútbol, aunque necesitó para ello ayuda profesional “Eran momentos complicados, donde yo lo daba todo. Y era un jugador muy malo en ese sentido, porque no era capaz de ser yo mismo, ni de estar ni a mi 50%. En ese momento mi cabeza no rendía y mis piernas tampoco. Una mala temporada a nivel individual y colectivo que, por suerte y con ayuda de psicólogos, he podido salir y ahora pues volver a disfrutar muchísimo del fútbol”, sentenció.