Hace unos días, el Olympiacos sorprendía a propios y extraños al emitir un comunicado en el que acusaba al fútbol griego de estar "dirigido por una organización criminal, un grupo de personas que opera bajo los estándares de la mafia y tienen el único propósito de exterminar" a la entidad de El Pireo. Fue justo después de que las autoridades deportivas del país le dieran por perdido (0-3) el derbi ante el Panathinaikos, suspendido con 1-1 tras los graves incidentes de público que provocaron la retirada de su eterno rival al explotar un petardo junto a Juankar, que tuvo que ser trasladado al hospital y pudo perder la audición de uno de sus oídos. Este revés ha coincidido con un bajón de los rojiblancos en la Superliga, donde han pasado de líderes a cuartos en la tabla, pero, sobre todo, con su eliminación de la Europa League en un Grupo A dominado por el Friburgo alemán y el West Ham inglés, debiendo sumar, al menos, un punto más en la última jornada ante el Backa Topola serbio para seguir en la Conference.
La directiva del histórico club heleno ha tomado esta semana medidas drásticas, despidiendo a su entrenador, Diego Martínez y reubicando a su gran valedor, Antonio Cordón, ambos contratados esta misma campaña. Al frente del organigrama técnico, con Christian Karembeu como asesor estratégico y gran responsable de este movimiento, queda un novato en estas lides, el portugués Pedro Alves, cuya única experiencia, tras la de jugador en varios modestos de su país y el Aris Limassol chipriota, fue comandar la dirección deportiva del Estoril Praia. El extremeño -las primeras informaciones también anunciaban su cese- será ahora director de operaciones. Para el banquillo llega otro luso, Carlos Carvalhal, que ya salvó el curso pasado al RC Celta del descenso a Segunda división y estaba libre, después de manejar varias alternativas dentro de la Península Ibérica. Será su segunda experiencia en Grecia, pues adiestró apenas tres meses en la 08/09 al Asteras Tripoli.
Cordón, uno de los profesionales más reputados del panorama ejecutivo del fútbol por su exitoso paso por Villarreal CF y AS Mónaco, se decantó por Olympiacos tras el breve período de inactividad que propició al romper unilateralmente a mediados de la pasada campaña su vínculo con el Real Betis. Por su parte, el míster gallego se marcha al paro en un momento decisivo para el futuro del equipo de su vida, el Sevilla FC, donde ya triunfó como responsable de la cantera y de sus principales filiales (juvenil A, Sevilla C y Sevilla Atlético), amén de ejercer de ayudante de Unai Emery o Míchel. Curtido luego en CA Osasuna, Granada CF (con un ascenso y una clasificación para la UEL en su haber) y RCD Espanyol, Diego Martínez lleva muchos años sonando para volver al Ramón Sánchez-Pizjuán con todos los galones. Él mismo desmintió haber sido tanteado por Monchi, como también hizo el propio isleño, para relevar a Julen Lopetegui, si bien ahora se convierte de nuevo en una opción.
Y no porque haya habido contactos por parte de Víctor Orta o los dirigentes nervionenses, sino porque su experiencia y su pasado lo avalan. El madrileño ha ratificado hasta la saciedad, como han hecho igualmente José Castro y José María del Nido Carrasco, a Diego Alonso, pero las estadísticas no mienten (ninguna victoria en LaLiga ni en la Champions League en nueve encuentros), por lo que la paciencia podría agotarse en cualquier momento y la lógica imponerse. Que alguien con el predicamento en el sevillismo de Diego Martínez esté disponible, sin la necesidad de afrontar cláusulas de rescisión ni penalizaciones, así como tampoco sueldos astronómicos, es una mala noticia para el uruguayo.