Los problemas de las jugadoras internacionales de fútbol con sus seleccionadores, algo casi inimaginable en el fútbol masculino, parece ser bastante común en el balompié femenino.
En España tenemos el caso de las '15 rebeldes', a las que luego se sumó Alexia Putellas, quienes renunciaron a ir a la Selección mientras Jorge Vilda siguiera de seleccionador. Pero nuestro país no es el único donde esto ocurre, en Francia ha pasado algo similar aunque con otro resultado.
La seleccionadora del equipo francés femenino de fútbol, Corinne Diacre, fue destituida este jueves de su puesto ante las desavenencias con varias de las futbolistas más importantes del combinado galo, a cinco meses del inicio del Mundial.
Diacre, que entrenaba a la selección gala desde 2017, estaba en el centro de la polémica desde que la capitana, Wendie Renard, se retirara de la selección en desacuerdo con su trabajo, un camino que siguieron otras dos importantes jugadoras, Marie-Antoinette Katoto y Kadidiatou Diani.
El presidente interino de la Federación Francesa de Fútbol (FFF), Philippe Diallo, había encargado un informe sobre la situación de la selección femenina cuyas conclusiones han sacado a la luz "disfunciones irreversibles".
"A la vista de estos elementos, se ha decidido poner fin a la misión de Corinne Diacre al frente de la selección femenina", señaló la FFF en un comunicado.
La crisis en el seno de la selección francesa femenina saltó el pasado 24 de febrero, cuando Renard, carismática capitana del equipo nacional y del Lyon, anunciaba que ponía fin a su carrera internacional por desavenencias con la situación en la selección, aunque no citaba a Diacre.
La FFF consideró, además, que la manera en la que varias jugadoras mostraron sus desacuerdos con la seleccionadora, a través de las redes sociales, "no es aceptable", por lo que creará una instancia de mediación para el futuro.
Poco antes de anunciarse la destitución, Corinne Diacre aseguró sentirse víctima de un "arreglo de cuentas personal".
La entrenadora, de 48 años, la primera mujer que se sentó en un banquillo de la primera división masculina en Francia, en el Clermont, se quejaba que en sus críticas no se tenía en cuenta su balance deportivo, con 52 victorias y solo seis derrotas en los 64 partidos dirigidos.